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Política
    Ketanji Brown Jackson

    Cuatro puntos del 'circo político' en el que se convirtió la confirmación de Ketanji Brown

    Cada vez más, las audiencias en el Senado para confirmar magistrados de la Corte Suprema se pierden en peleas en las que republicanos y demócratas en temas que no necesariamente representan al candidato a considerar. Eso se repitió con Ketanji Brown Jackson.
    Publicado 27 Mar 2022 – 12:31 PM EDT | Actualizado 27 Mar 2022 – 12:31 PM EDT
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    Las audiencias de confirmación como magistrada de la Corte Suprema de Justicia de la jueza Ketanji Brown Jackson se convirtieron en un torneo más del pulso político en Washington, con los republicanos tratando de presentarla como parte de una estrategia "permisiva" con el crimen y hasta parte de una “agenda oculta” para meter la llamada Teoría Racial Crítica en el sistema jurídico.

    En los tres días que los senadores del Comité Judicial tuvieron frente a ellos a la jueza nominada por el presidente Joe Biden para ocupar un puesto en la Corte Suprema, la bancada republicana se dedicó a explotar esos puntos, que son parte de la agenda para las venideras elecciones de mitad de período de noviembre.

    “Para muchos senadores, ayer fue una oportunidad para mostrar puntos de conversación para las elecciones de noviembre”, dijo al empezar la sesión del miércoles el presidente del Comité Judicial del Senado, el demócrata Dick Durbin.

    Pese a esa disculpa y los intentos previos de Durbin de desmontar la línea de ataques contra Brown Jackson, varios republicanos dedicaron sus tiempos a fustigar el historial de sentencias que la jueza ha dado en casos de pornografía infantil, que consideraron más bajos de lo aconsejado y que mostrarían que ella es "suave" con el crimen.

    La jueza defendió sus sentencias, recordó que cada caso es único, que los senadores no tenían todo el contexto y muchos demócratas la defendieron asegurando que ella se ha comportado al igual que el 80% de los jueces federales que imponen sentencias menores.

    Los mismos argumentos fueron presentados durante la última jornada por representantes de la Asociación Estadounidense de Abogados.
    “(Estos es) un campo de pruebas para las teorías de la conspiración y las teorías de la guerra cultural (…) Estas no son teorías que están en la corriente de opinión principal de Estados Unidos, pero se han presentado aquí como tales”, afirmó Durbin.

    Punto uno: los demócratas son “permisivos” con el crimen

    Es cierto que los señalamientos republicanos lucen muy alineados con vagas acusaciones que suelen hacerse en tiempos de campaña electoral, como la recurrente queja de que los demócratas son “suaves” con el crimen.

    Y por eso, estas audiencias, a 6 meses de las elecciones de mitad de período para el Congreso, sirvió de vitrina para un puñado de legisladores republicanos que parecían hablar más a la galería que tratar de hacer un careo serio de Brown Jackson (el senador demócrata Patrick Leahy dijo que era el gusto por salir en TV).

    Al presentar a la jueza como “permisiva” con criminales, se está tratando de pintar a todos los demócratas como negligentes en el tema. Si ella es la elección de Biden y los suyos, entonces ellos no tienen mucha preocupación por lo que pasa en esa área, sería la línea de razonamiento que se vende a su clientela electoral.

    Desde que Biden asumió la presidencia, la oposición ha estado señalando el aumento de los índices de violencia, sobre todo en las grandes ciudades controladas por los liberales

    Aunque la tendencia es cierta, empezó ya en la década pasada. Entre 2019 y 2020 el número de asesinatos aumento en 30%, el mayor incremento en un siglo, de acuerdo con los datos del FBI. Ese fue el último año completo de la presidencia de Donald Trump.

    Punto dos: la pedofilia y las teorías de QAnon

    Pero a Ketanji Brown Jackson no solo la acusan de ser “suave” contra el crimen, sino contra la pedofilia específicamente, un tema que es comprensiblemente sensible para la sociedad estadounidense por el daño que causa en las víctimas inocentes.

    Las anteriormente oscuras teorías de grupos como QAnon, que en los últimos años, gracias a la internet y las redes sociales, y la promoción que encontraron en la presidencia de Trump, sostienen que algunos líderes del Partido Demócrata son parte de una red de explotación sexual infantil. Eso no tiene ningún asidero en la realidad.

    En 2016 un hombre armado fue a la pizzería Comet, en un tradicionalmente tranquilo barrio del norte de Washington DC, para desmontar lo que él creía que era el centro desde donde la entonces candidata presidencial Hillary Clinton coordinaba con otros notables liberales una operación de tráfico de niños.

    El incidente solo causó un susto a los clientes y empleados presentes en el lugar, pero mostró el poder de convencimiento que tienen entre algunos las teorías más descabelladas.

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    Organizaciones civiles testifican en favor de Ketanji Brown durante el cuarto día de audiencias de confirmación

    Durante las sesiones de confirmación de la jueza Brown Jackson nadie trajo a colación el caso del Pizzagate, ni sugirieron que los demócratas sean parte de alguna cofradía perversa que explota niños y que incluso los mata en ritos satánicos, como dicen los que promueven ese infundio.

    Pero la conexión será inevitable en la menta de algunos de esos que creen en esas teorías conspirativas, pese a que han sido desmontadas con suficiencia. Y que no responden a lógica alguna.

    Punto tres: defensora de “terroristas” de Guantánamo

    Algo que los senadores republicanos destacaron es que, en sus tiempos de defensora pública, Brown Jackson representara a presos recluidos en la cárcel militar de Guantánamo que desafiaban la justicia de sus detenciones.

    Guantánamo es un punto de roce entre liberales y conservadores desde que fue establecida como lugar de reclusión de los llamados “enemigos combatientes” capturados en Afganistán y otras partes del mundo tras los atentados del 11 de septiembre de ese año que desencadenaron la llamada ‘guerra contra el terrorismo’.

    Las críticas desde sectores liberales al ‘hueco negro’ legal en el que quedaban los detenidos, con la intención explícita de mantenerlos fuera del alcance de las garantías y beneficios de las leyes estadounidenses, chocaban con el argumento conservador de que era la única manera de garantizar que no saldrían en libertad por tecnicismos legales para volver a sus actividades contra la seguridad nacional.

    “Los defensores públicos federales no pueden elegir a sus clientes”, dijo Jackson al explicar por qué representó a detenidos en Guantánamo y añadió que “las personas que estaban siendo acusadas por nuestro gobierno de haber incurrido en acciones relacionadas con esto bajo el esquema de nuestra Constitución tenían derecho a representación”.

    “Después del 11 de septiembre, también hubo abogados que reconocieron que los valores de nuestra nación estaban bajo ataque, y que no podíamos dejar que los terroristas ganaran cambiando quiénes éramos fundamentalmente”.

    Punto cuatro: promotora de la teoría racial crítica

    Desde que se anunció la nominación de Brown Jackson para ser la primera mujer negra en ocupar un escaño en la Corte Suprema de Justicia en cumplimiento de una promesa de campaña que hizo Biden, se desataron críticas al presidente porque al acotar el campo de candidatos de esa manera quedaban fuera potenciales magistrados de otras razas y género.

    Algunas voces conservadoras equipararon la decisión de Biden con una suerte de “acción afirmativa”, dando a entender que Brown Jackson estaba siendo promovida para el puesto más por su condición de mujer de color que por sus capacidades profesionales, pese a que ella ha desarrollado una exitosa carrera en varios niveles de la estructura judicial, desde defensora pública hasta jueza de apelaciones.

    El senador Ted Cruz trató de vincular a Brown Jackson con la llamada Teoría Crítica Racial, una corriente académica que examina la forma en que las políticas y las leyes perpetúan el racismo sistémico y que recientemente ha causado controversia en los círculos conservadores.

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    El emotivo comentario de un senador que dejó en lágrimas la candidata para jueza de la Corte Suprema


    Aunque en ninguna escuela estadounidense esas teorías forman parte del programa de estudios, los republicanos insisten en acusar a los liberales de intentar "adoctrinar" a los niños e incluso han creado leyes estatales prohibiendo la difusión de esas ideas. Sin embargo, la Teoría Crítica Racial es una corriente académica, no un cuerpo de ideas, que se debate en universidades y otros centros de estudios superiores.

    La nominada dijo que esas teorías no tienen nada que ver con su trabajo: “No aparece en mi trabajo como juez. Nunca es algo que haya estudiado o en lo que haya confiado. Y no sería algo en lo que confiaría si estuviera en la Corte Suprema”.

    Cruz insistió diciéndole que la teoría enmarca “toda la sociedad como una batalla fundamental e intratable entre las razas, ve cada conflicto como un conflicto racial”.

    El republicano destacó que la escuela Georgetown Day School de Washington DC y de la que ella es parte de la junta de asesores, promueve esas ideas entre sus estudiantes, pero la jueza le aclaró que su vínculo con la escuela no implica revisar el programa de estudios.

    La senadora republicana Marsh Blackburn aseguró que la escuela enseña a los niños que ellos “pueden escoger su género y les enseñan sobre el llamado privilegio blanco”.

    La Georgetown School Day es una viaje institución ubicada en una zona próspera de la capital estadounidense fundada en 1945 y fue la primera escuela integrada en la ciudad, mucho antes de que la Corte Suprema ordenara la integración racial de la educación estadounidense. Tiene un programa de estudios que describe como “progresista” y la matrícula cuesta $40,000.

    Blackburn fue la que resumió las sospechas de algunos de sus colegas, cuando el primer día de las audiencias, le preguntó a Brown Jackson si ella venía con un "agenda oculta" para imponer las teorías raciales en el sistema de justicia. La respuesta, claro, fue "No".

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