Quién es Lukashenko, el 'último dictador de Europa' convertido en un cercano aliado de Putin
Antes de que diera inicio la invasión rusa a Ucrania, el presidente de Bielorrusia, Aleksander Lukashenko, era considerado ya ' el último dictador de Europa'. Con el paso de los días, y las incursiones en suelo ucraniano desde su territorio en el último mes, se ha consolidado como un apoyo fundamental para las operaciones militares de la guerra que Vladimir Putin le declaró a Ucrania.
Las denuncias de fraude electoral en comicios generales que lo han mantenido en el poder, las sanciones por la represión a opositores a su gobierno, la crisis migratoria y ahora la carta blanca al Ejército ruso para incursionar en Ucrania desde su territorio, han alimentado durante más de un cuarto de siglo la figura de Lukashenko, quien gobierna con mano de hierro.
Aleksandr Lukashenko nació el 30 de agosto de 1954 en Kopys, una población rural ubicada al noroeste de la capital, Minsk, y fue criado por una madre soltera. Con apenas 20 años se enroló en el Ejército de su país y, más tarde, en el Ejército soviético.
Desde el comienzo de su carrera política se decantó en defensa del ala más conservadora del Partido Comunista de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y en contra de la Perestroika lanzada por Mijaíl Gorbachov para abrir políticamente al país socialista.
La carrera política de Lukashenko
En 1994, tres años después de la separación de Bielorrusia de la URSS, Lukashenko empezó a cobrar relevancia cuando se presentó como candidato en las primeras elecciones libres en la historia del país como candidato independiente con una plataforma populista con dos puntos clave como ejes de su campaña: la lucha contra la corrupción y la nostalgia hacia lo que representaba la Unión Soviética.
En una entrevista con el diario The New York Times durante su primera campaña electoral, Lukashenko declaró: “No estoy ni con los de izquierda ni con los de derecha, sino con el pueblo y contra los que le roban y le engañan".
Ese mismo año, en las elecciones celebradas entre junio y julio, Lukashenko ganó con 45.1% de los votos mientras que su principal rival Vyacheslav Kebich recibió 17.4%.
Respaldo ruso a su largo mandato
Desde entonces, el político ha forjado un importante respaldo ruso a su gobierno con el objetivo de alejarse de lo que consideraba "la amenaza extranjera" occidental.
La alianza con Rusia se fraguó durante el gobierno de Boris Yeltsin, el primer presidente de la Federación Rusa de 1991 a 1999, y ha perdurado en la era de Vladimir Putin.
A pesar de algunas diferencias entre ambos países, en temas de independencia, Rusia ha brindado a Bielorrusia un apoyo económico y militar fundamental que ha ayudado a Lukashenko a perpetuarse en el poder hasta la actualidad.
Tras la quinta victoria de 2015, Vladimir Putin expresó su seguridad de que la victoria de Lukashenko permitiría profundizar las relaciones bilaterales "estratégicas" así como la cooperación entre los países de la antigua Unión Soviética.
En el año 2001 en Bielorrusia se dieron las primeras elecciones que fueron consideradas por la comunidad internacional como manipuladas. En 2004, 10 años después de llegar al poder, se consolidó la eliminación del límite de mandatos en el país vía referendo, lo que le permitió ser reelegido en 2006 "con el 83% de los votos".
Durante los años de mandato del presidente varias organizaciones han intentado demostrar los fraudes cometidos por su gobierno para perpetuarse en el poder. Sin embargo, sus victorias en 2010 y 2015 han sido más aplastantes.
Uno de los problemas más grandes que ha enfrentado Lukashenko en los últimos años es el de la crisis migratoria que enfrenta al hacer frontera con Polonia. Desde el estallido de la llamada 'Primavera Árabe', miles de personas han acudido a Bielorrusia con el objetivo de poder pasar a la Unión Europea.
Bielorrusia, aliado militar estratégico de Rusia
En 2015, después de la revolución de Maidan de 2013-14 en Ucrania, Vladimir Putin logró instalar una base militar en suelo bielorruso gracias a un acuerdo al que llegó con su homólogo.
Con base en aquellos acuerdos, Lukashenko aceptó a principios de este año el despliegue de miles de tropas rusas en su territorio que comprende 500 millas de frontera que comparten con Ucrania.
El 18 de febrero, Vladimir Putin se reunió con Lukashenko en el Kremlin donde anunciaron la puesta en marcha de maniobras con misiles balísticos y de crucero. Además, en ese momento anunció el frente común con Bielorrusia para desafiar a Occidente. "Acordamos continuar tomando colectivamente todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los dos países a la luz de la creciente actividad militar de los de la OTAN en las fronteras exteriores" de los dos países, señaló Putin.
Seis días después, el 24 de febrero, las fuerzas rusas atacaron Ucrania desde el territorio bielorruso, entre otros flancos. El gobierno ucraniano también informó que varios misiles fueron lanzados a su país desde ese país.
"Si ustedes (Occidente) transfieren armas nucleares a Polonia o Lituania, cerca de nuestras fronteras, entonces recurriré a Putin para que devuelva las armas nucleares que entregué sin ninguna condición", dijo Lukashenko, al defender la nueva postura de su país.
Según la opositora bielorrusa en el exilio Svetlana Tikhanovskaya, Lukashenko "ha convertido a nuestro país en un agresor".
"Es fundamental entender que Bielorrusia y los bielorrusos están en contra de la guerra. Apoyamos cualquiera iniciativa para desescalar el conflicto y expresamos nuestra solidaridad con Ucrania y los ucranianos. Y, por supuesto, hago un llamamiento a los bielorrusos: esta es nuestra tierra, nuestro país, nuestro Estado, y no dejaremos que nadie nos lo arrebate”, aseguró Tikhanovskaya en febrero en una rueda de prensa.
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