La oscura operación que conectó al general Soleimani con el cartel de los Zetas

La muerte del general iraní Qassem Soleimani en un ataque de drones estadounidenses en el aeropuerto de Bagdad ha indignado a miles de personas en Irán e Irak, que este sábado clamaban por “venganza”.
Desde Teherán han anunciado represalias, y desde Washington se toman medidas para estar preparados.
Qassem Soleimani no era un militar cualquiera. Era el hombre de confianza del mismísimo ayatolá Jamenei, y el líder de la fuerza Quds, un cuerpo de operaciones encubiertas en el extranjero perteneciente a la Guardia Revolucionaria, un ejército con un fuerte matiz ideológico que responde directamente a Jamenei.
La Fuerza Quds, catalogada como grupo terrorista por el Departamento de Estado estadounidense, es responsable de numerosos atentados, secuestros y otras operaciones clandestinas en el exterior y un actor clave en la región para forjar alianzas anti-estadounidenses.
Pero el rango de influencia de Soleimani se fue extendiendo y sobrepasó los límites de Oriente Medio, llegando a ejecutar operaciones en diversas partes del mundo occidental y en propio territorio estadounidense.
Sin embargo, una de estas acciones concebida por la fuerza Quds desde el gobierno iraní sigue siendo una rareza para los expertos en seguridad y antiterrorismo del FBI y el gobierno estadounidense: el frustrado intento de atentado contra el embajador saudita en Washington empleando como sicario a un presunto miembro del cartel mexicano de los Zetas, una trama revelada en exclusiva por Univision.
¿Cómo ocurrieron los hechos?
En enero de 2011 un presunto miembro del sanguinario cártel de los Zetas, que resultó ser un informante de la DEA, informó a la agencia que había sido ado para realizar un “encargo” poco habitual.
Le había ado un curioso personaje: Manssor Arbabsiar, un vendedor de carros iraní-estadounidense de 56 años y que en su estilo de vida poco o nada tenía que ver con el islam ortodoxo profesado por el régimen iraní.
Según este hombre radicado en Corpus Christi, Texas, desde la cúpula de poder iraní querían ejecutar un atentado contra el entonces embajador de Arabia Saudita en Washington Adel Bin Ahmed Al Jubeir y para ellos buscaban los servicios del Cartel de los Zetas.
Uno de los indicadores que dio a entender que esta idea venía en efecto desde Teherán fue la suma de dinero que prometían ($1.5 millones) y cómo adelantaron 100,000 dólares en dos transferencias bancarias.
A partir de aquí, el FBI de Houston, avisado por la DEA, tomó el caso y comenzó a seguir los movimientos y las conversaciones de Arbabsiar.
De esta forma descubrieron que su primo, Abdul Reza Shahlai era miembro de las Quds iraníes y lo había reclutado para este trabajo en un viaje de Arbabsiar a Irán. Para la coordinación de la operación Arbabsiar aba directamente con otro miembro de las Quds: Ghalam Shakuri.
Gracias al seguimiento y rastreo que hizo el FBI consiguieron grabaciones de llamadas en las que se prueba el vínculo entre ambos y la coordinación de la operación, lo cual usarían luego contra Arbabsiar, para obligarlo a confesar.
¿Cómo iba a ser la operación?
El embajador saudita no era un blanco fácil y siempre iba acompañado de su escolta, por lo que las instrucciones que recibió el miembro de los Zetas, que era en realidad un informante de la DEA, fueron las de hacerlo estallar con una bomba.
Según la información que le dio Arbabsiar, facilitada a su vez por su jefe de las Quds, el embajador saudita solía desayunar en el Café Milano, un concurrido restaurante de una zona céntrica de Washington que fue el lugar escogido por los iraníes a pesar de ser un sitio muy concurrido.
Además, por las grandes cantidades de explosivo que pensaban utilizar, de haberse producido el atentado hubiera sido uno de los más grandes de los últimos años, destruyendo todo el edificio y provocando múltiples víctimas civiles e inocentes.
Si todo salía bien, esta no sería la única colaboración entre las Quds y los Zetas, pues los iraníes tenían pensado otros dos ataques para ser ejecutados por los sicarios del cartel contra las embajadas de Arabia Saudita e Israel en Washington.
La captura de Arbabsiar y el desmantelamiento de la operación
El FBI tenía que actuar pero había un problema: Arbabsiar se encontraba en Irán entonces y tenían que buscar la manera de traerlo al país para poder capturarlo y sacarle información, así que usaron una táctica muy usual entre los carteles del narcotráfico, que es usar a personas cercanas como garantía.
Para no levantar sospechas, el presunto sicario le pidió otra cantidad de dinero o su presencia como garantía y como desde Irán no aceptaron volver a pagar antes de que se consumara el atentado, Arbabsiar aceptó brindarse como garantía del pago por el servicio, para lo cual debería presentarse en México y quedarse de rehén en el cartel hasta que se consumaran el trabajo y su remuneración.
Pero al llegar a México, vía Alemania, tuvo un problema con el pasaporte provocado por el propio FBI y fue retornado a Alemania, haciendo escala en Nueva York, en donde al bajarse fue interceptado por los agentes federales.
Así comenzó el interrogatorio, en el que desde el principio Arbabsiar colaboró y explicó cómo se había coordinado la operación desde la fuerza Quds iraní. A través de llamadas telefónicas grabadas lograron recopilar pruebas que implicaban directamente a Shakuri, un alto miembro de las Quds, comandadas por el general Soleimani.
En un juicio, a pesar de que Irán niega tener relación con esa trama, Arbabsiar se declaró culpable y recibió una condena de 25 años de cárcel por conspiración para asesinar a un funcionario extranjero.
Shakuri, el oficial de las Quds también fue juzgado pero al estar en Irán nunca fue capturado.
¿Por qué es tan extraña esta operación?
Los iraníes, y en especial fuerzas profesionales como las Quds, no suelen llevar a cabo operaciones tan riesgosas, contando con ejecutores desconocidos y de grupos criminales que nada tienen que ver con el Islam ni el mundo musulmán.
¿Por qué ar a los Zetas? ¿Por qué arriesgar tanto por el atentado a un simple embajador saudita que pudo convertirse en el segundo mayor después del 9/11?
Las respuestas no están muy claras, pero desde luego las fuerzas iraníes buscaban a un cuerpo sanguinario y experto en el crimen. Según algunos expertos, podrían estar un tanto confiados en la inactividad de los Estados Unidos y su falta de respuesta.
Algunos apuntaron también a que podría tratarse de una operación orquestada por algunos agentes de esa fuerza que iban por libre e intentaron armar una operación por sí mismos. Sin embargo, dada la estructura jerárquica de las Quds y la Guardia Revolucionaria, cuesta creer que el general Soleimani no estuviera al corriente de una operación de tal magnitud y no hubiera, cuando menos, autorizado su implementación.
Sin embargo, otra posible interpretación era aún más preocupante: la posibilidad de que el radicalismo chiíta, apoyados en la creciente influencia de sus socios de Hezbolá en América Latina, estuvieran buscando aliados o brazos ejecutores de ataques terrorirstas del otro lado de la frontera con México.
Tan bizarra resulta aún esta historia que la plataforma Netflix le dedicó un capítulo (el capítulo 4) de su serie "A un instante del terror" a reseñar esta increíble operación que vinculó a los guardianes de la revolución iraní con los sanguinarios Zetas del narcotráfico mexicano.
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