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    Chile podría tener la primera Constitución paritaria del mundo

    El próximo 26 de abril, los chilenos decidirán en un plebiscito si quieren o no una nueva Constitución que reemplace la que se adoptó durante la dictadura de Augusto Pinochet. Si las encuestas son certeras, cerca del 70% debiera optar por aprobar el cambio y esta carta magna se convertiría en la primera del mundo redactada en un 50% por mujeres y en un 50% por hombres.
    8 Mar 2020 – 12:06 AM EST
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    Una mujer camina frente a un mural que promueve la nueva Constitución en Chile. Crédito: RODRIGO ARANGUA/AFP via Getty Images

    SANTIAGO, Chile.- Con gritos, aplausos, abrazos y vestidas de poleras moradas —color del feminismo—, parlamentarias, activistas, representantes de organizaciones de la sociedad civil y politólogas chilenas celebraron la aprobación de una eventual convención constituyente paritaria, el miércoles pasado en el Congreso, en la ciudad de Valparaíso.

    El próximo 26 de abril, los ciudadanos de este país sudamericano decidirán en un plebiscito si quieren o no una nueva Constitución que reemplace la que se adoptó durante la dictadura de Augusto Pinochet. Si las encuestas son certeras, cerca del 70% debiera optar por aprobar el cambio y la carta magna chilena se convertiría entonces en la primera del mundo en haber sido redactada en un 50% por mujeres y en un 50% por hombres.

    La aprobación de la paridad en un eventual órgano constituyente se logró durante una semana marcada por la agenda de género. La decisión se tomó cuatro días antes del Día Internacional de la Mujer y dos días después de que se promulgara la llamada “Ley Gabriela”. Esta legislación, que le debe su nombre a Gabriela Alcaíno, una joven de 17 años asesinada por su expareja, amplía el concepto de feminicidio a cualquier homicidio por razones de género, independiente del tipo de la relación que la mujer tenga con su victimario. Antes en Chile solo se aplicaban las penas por feminicidio cuando la víctima estaba casada o convivía con el autor del crimen.

    El anuncio de la aprobación de la ley de paridad —que contempla también escaños para independientes y representantes de los pueblos originarios en una posible asamblea constituyente— fue inesperado y recibido con entusiasmo en momentos complejos para el país.

    "Yo estaba justo con mi grupo de amigas cuando llegó la noticia y pensábamos que no iba a salir, que se iba a quedar en el Senado, entonces fue una alegría tremenda", dice Josefa Araos, estudiante de quinto año de Derecho y autora de varios libros de inspiración feminista. "Es muy importante porque va a ser el primer momento en que la ley no va a ser hecha por y para hombres", agrega.


    En los últimos meses, Chile ha vivido una situación de fuerte tensión por la crisis social que estalló el 18 de octubre del año pasado y que ha causado más de 30 muertos, cerca de 4,000 heridos, denuncias de violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas del orden y repetidos actos de violencia y saqueos. En este contexto marcado por la incertidumbre y cierto temor frente al futuro, la paridad constituyente fue percibida como un momento de paz en medio de la tormenta.

    "Es muy simbólico. Vuelve a llenar de esperanza un proceso constituyente que nos ha ido polarizando. Estaba la idea de que el sistema estaba viciado por la violencia y la incapacidad de recuperar el orden público", dice Alejandra Sepúlveda, directora ejecutiva de Comunidad Mujer, una ONG dedicada a la promoción de los derechos de la mujer que participó en la preparación del proyecto. Dice además que esta iniciativa demuestra además que las mujeres tienen una gran capacidad de llegar a acuerdos y confirma el protagonismo de las chilenas en el acontecer del país.

    La garantía de paridad para la convención constituyente se aprobó por 28 votos, seis en contra y 4 abstenciones en el Senado. Pero requirió varios meses de discusiones. En enero, el senado rechazó un primer proyecto. Se revisó entonces en comisión mixta para buscar una fórmula de consenso, considerando que distintas peticiones y consultas ciudadanas indicaban que la mayoría de la población estaba a favor de la paridad. Finalmente, en la votación del nuevo proyecto, fueron los votos del partido de centro derecha Renovación Nacional ¾parte de la coalición que llevó a Sebastián Piñera a la presidencia¾ los que hicieron la diferencia. Marcela Sabat, diputada por RN y una de las impulsoras del proyecto de ley explica:

    " La lucha feminista está estigmatizada, tiene un sesgo importante de izquierda y trasladar esa idea, correr el cerco para que se entienda que la lucha por la igualdad de derechos no le corresponde a ningún sector sino que es una batalla completamente ciudadana no fue fácil. Fue un trabajo arduo y con muchas presiones", dice.

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    Las protestas en Chile vistas desde los ojos de unas trabajadoras

    La transversalidad del acuerdo en torno a esta iniciativa es uno de los aspectos que destacan las representantes de las 15 organizaciones de la sociedad civil que trabajaron en el proyecto de ley. La atribuyen a la transformación cultural por la cual ha pasado Chile en los últimos años con la aparición de la llamada “nueva ola feminista” que surgió en 2018 con el movimiento de universitarias que se tomaron sus casas de estudio durante meses y denunciaron los abusos y acosos de los que eran víctimas.

    La paridad, dicen quienes la promovieron, es un paso más en los intentos por equiparar la cancha entre hombres y mujeres en un país donde, pese a los progresos, la participación de las mujeres en la política sigue siendo baja. Ellas representan el 51,1% de la población, pero solo el 22,6% de la CDámara de iputados y el 23,2% del Senado.

    El hecho que hombres y mujeres puedan llegar a redactar una nueva Constitución de manera igualitaria será una experiencia inédita en el mundo. Julieta Suárez, académica de la Universidad Católica y coordinadora de la red de politólogas, participó en el diseño de la ley de paridad. Explica, por un lado, que las demandas sociales del Chile actual requerían una convención constituyente paritaria que le diera mayor legitimidad a la carta magna. Por otro lado, celebra que ponga a Chile en la vanguardia.

    "La gente está impugnando a la clase política, no se sienten representados por ella, entonces era cardinal que la convención constituyente fuera lo más representativa posible para que el texto que produzca sea recibido como legítimo por toda la ciudadanía", dice Suárez.

    En su trabajo, Suárez ha revisado numerosas investigaciones que dan cuenta de los beneficios de una mayor diversidad y paridad en los órganos de toma de decisión: entre ellos está el hecho que las normas son recibidas como mas legítimas y que las mujeres tienden a representar mejor que los hombres los derechos de los niños, niñas, adolescentes y adultos mayores. La presencia de un 50% de mujeres en la convención constituyente, dice, debiera permitir plantear nuevos temas en la mesa y mirar los que ya estaban con una perspectiva menos sesgada.


    "Las mujeres somos una fuerza moderadora y en este momento es algo importantisimo para poder tratar de salir de esta polarizacion", agrega.

    Suárez menciona un estudio que realizó con dos colegas y en el que analizaron brechas de género en la coalición de derecha Chile Vamos. Su encuesta demostró que las mujeres tienen generalmente posiciones menos extremas o categóricas que los hombres, algo importante a la hora de buscar acuerdos.

    El debate en torno a la Constitución se volvió esencial en la crisis chilena. Un gran número de chilenos considera efectivamente que poner fin a la Constitución de 1980, escrita bajo la influencia del modelo de libre mercado del economista Milton Friedman, es la única solución para llegar a lo que llaman un “nuevo pacto social”, que ponga fin a los “abusos” por parte de los grupos de poder.

    Sin embargo, las tensiones entre quienes aprueban y rechazan el cambio de Constitución se han ido intensificando. Hace poco más de una semana, la Ministra de Educación renunció a su cargo para sumarse a la campaña por el rechazo a la nueva Constitución.

    Por eso para Emilia Schneider, la primera persona trans en convertirse en presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, la aprobación de la paridad es una doble victoria. El día de la votación de la ley estaba en las graderías del Congreso con otras feministas y celebró con entusiasmo.

    "Esto muestra que los sectores que estamos por una nueva Constitución, por los cambios, seguimos siendo mayoritarios a pesar de la campaña del terror que se ha instalado contra el 'apruebo'. La paridad es una inyección anímica para quienes creen que la Constitución la tenemos que escribir todos y todas. Hay que seguir poniéndole trabajo a esto para ganar el plebiscito y tener otro Chile", dice Schneiner.

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