ICE y la DEA seguían a un traficante en California y atraparon a un peleador de gallos
En las escuchas telefónicas centradas en el narcotraficante Jorge Calderón Campos, cuya organización operaba en el centro de California, agentes federales descubrieron que participaba en otra actividad ilícita: las sangrientas peleas de gallos. Así capturaron al hombre que frecuentaba para apostar miles de dólares en torneos clandestinos que realizaban en una zona remota.
En el transcurso de la investigación, elementos de la istración para el Control de Drogas (DEA) y del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) espiaron varias llamadas que Caderón Campos tuvo con alguien apodado ‘Nacho’ y notaron que con frecuencia visitaba su casa en Bakersfield, según una declaración de Cliff Turton Larde, agente de la oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI).
El 29 de diciembre de 2021, policías encubiertos manejaron por los caminos de tierra alrededor de la residencia de ‘Nacho’ y observaron “varios gallos enjaulados visibles desde la calle”. Una aeronave de la policía que sobrevoló el domicilio confirmó que allí criaban aves para peleas clandestinas.
Calderón Campos, de 41 años, hablaba mucho sobre “jugar gallos” con su amigo ‘Nacho’, cuyo nombre es Horacio Ortega Martínez, un mexicano de 35 años. En una de esas llamadas, el pasado 12 de febrero, ellos se refirieron a un torneo donde 15 gallos pelearían por un premio de 5,000 dólares.
Estos hombres se volvieron a ver el 24 de febrero para jugar baraja en la casa de Ortega Martínez, localizada en la calle Fritz. Calderón Campos, apodado ‘El Americano’, no sabía que en su camioneta había un dispositivo de rastreo que le permitió a las autoridades saber qué lugares frecuentaba.
“Durante la investigación, Campos continuó frecuentando lugares en Bakersfield que las fuerzas del orden conocen como ‘casinos clandestinos’, donde las personas participan en juegos de azar ilegales para obtener ganancias monetarias”, señala el reporte de Larde.
‘El Americano’ y ‘Nacho’ hablaron por última vez el 25 de febrero sobre un gallero que una noche anterior había ganado tres combates y perdió una. Es decir, uno de sus gallos murió de un navajazo.
El 26 de abril, policías ejecutaron una orden de cateo en la residencia de Ortega Martínez, donde encontraron unos 250 gallos, cientos de navajas para atarles en las patas, guantes que se usan para entrenarlos para las peleas, así como diversos antibióticos, vitaminas y suplementos para criarlos.
Ortega Martínez y Calderón Campos fueron arrestados ese mismo día, junto con otros seis residentes del condado Kern que también fueron acusados de varios delitos de tráfico de drogas.
Enfrenta hasta cinco años de cárcel
Este jueves, Ortega Martínez se declaró culpable de posesión ilegal de animales para una empresa de peleas de animales. Su audiencia condenatoria se programó para el próximo 3 de febrero. Enfrenta una pena máxima de cinco años de prisión y una multa de 250,000 dólares.
Aún están pendientes los cargos contra Calderón Campos, informó la Fiscalía federal.
Desde 2002, la ley federal prohíbe poseer y transportar gallos para realizar torneos donde estos se matan entre sí. Los 50 estados del país también castigan a quienes organizan y acuden a esas sangrientas batallas. Pero dichas normas no han logrado detener ese tipo de maltrato animal.
Varias investigaciones que realizó la organización Animal Wellness Action revelan que ahora el principal problema es la exportación masiva de aves criadas en múltiples granjas localizadas en estados del sur. Sus principales clientes están en México y Filipinas, donde ese tipo de torneos son parte del entretenimiento en las ferias populares.
El grupo descubrió que criadores de Kentucky, Tennessee y Alabama figuran entre los principales exportadores de esas aves a México. Algunos presumieron en las redes sociales cómo han ganado trofeos y mucho dinero en competencias en el extranjero, donde son legales.
Se sospecha que los criadores estadounidenses hacen trato con clientes en por lo menos 25 países. A sus compradores en México se los hacen llegar por paquetería y a través de intermediarios que los llevan en auto a cualquier estado. También hacen negocios con galleros en Guatemala, Honduras, Vietnam y Tailandia, según dicha organización.
El Animal Wellness Action advierte que a menudo los peleadores de gallos están involucrados en el narcotráfico, la venta ilegal de armas y otros delitos graves. Algunos torneos clandestinos en EEUU han terminado en medio de tiroteos en los que incluso han muerto espectadores.