Un perro ataca brutalmente a un niño y le destroza el rostro: requerirá múltiples cirugías
Con 13 semanas de embarazo, con una cita para realizarse una ecografía aquel 28 de abril y sin nadie de confianza a quién recurrir, Tristin Pruitt le confió el cuidado de sus pequeños, Liam y Knox -de 5 y 2 años-, a una madre de un compañero de la escuela de los niños en Walbridge, Ohio, sin saber que sería la peor decisión de su vida.
En la casa de la niñera, mientras los niños jugaban, el esposo de la cuidadora no tuvo mejor idea que “presentar” a Liam con su perro Terrier, que no estaba vacunado y que tenía un par de antecedentes de ataques a menores, contó el Daily Mail.
Casi al instante, mientras Liam intentaba tocarlo, el perro se soltó de su correa y se abalanzó contra el niño, mordiéndolo de manera brutal el lado derecho de su rostro. Cuando la niñera - una técnica quirúrgica con experiencia médica- vio la cara del niño hinchada y llena de sangre, decidió dejar en el suelo al menor por al menos una hora, mientras limpiaba lo que su sangre había manchado en el suelo y en sus muebles.
Cuando la mujer se dio cuenta de que las heridas del niño eran mucho más graves de lo que pensaba, montó al menor en el asiento trasero de su camioneta y lo llevó a la sala de urgencias del hospital. Después llamó a la madre quien se olvidó de su condición de embarazo y se trasladó de prisa al centro de salud.
“Cuando llegué, vi a la niñera cubierta de sangre, mientras Liam estaba gritando en la camioneta”, recuerda Tristin, quien además escuchó a la mujer confesarle que era la tercera vez que el animal mordía a un niño, y que, si bien lo odiaba, su marido no la dejaba deshacerse de él. “No le dije nada, solo agarré a mi bebé y corrí para que lo atendieran”, precisó la angustiada madre.
Si bien supo que su hijo estaba gravemente herido, Tristin decidió mantener la calma para no espantarlo, sobre todo mientras ocho enfermeras tuvieron que trabajar juntas y para que pudieran limpiar su conducto lagrimal derecho, antes de que el niño fuera sometido a más de tres horas de suturas y cirugía plástica para atender el considerable daño del resto de su cara, incluidos dientes, garganta, labios y mejillas. Todo esto aunado a las vacunas necesarias para evitar más daño.
Mientras Liam estaba en el quirófano, Tristin y Jeff, su marido y padre de sus otros tres hijos, se enteraron del complejo proceso de recuperación -de tres a cinco años de duración- por el que el niño pasará por más cirugías plásticas, inyecciones de esteroides, tratamiento con láser y un extremo cuidado para evitar estar expuesto directamente a la luz solar.
Por si fuera poco, los padres de Liam han tenido que solventar todos los gastos considerables de su recuperación, que tan solo conllevó 15,000 dólares en los analgésicos que le fueron implementados en los dos primeros hospitales en los que fue atendido.
Mientras la mujer intenta sobrellevar su embarazo, no puede ocultar su preocupación por las secuelas físicas y emocionales que este ataque le dejará a su hijo. “Ha desarrollado intensos cambios de humor, arrojando cosas mientras grita”, dice la madre, quien además dice extrañar ver la sonrisa de Liam mientras corría por toda la casa.
Asimismo, Tristin afirma rezar todas las noches para que sus cicatrices no se mantengan en su cara o que se endurezcan y alteren su rostro. “Estamos tratando de mantener ese temor fuera de nuestras mentes”, asevera.
Una cuenta de GoFundMe ha sido abierta para ayudar a la familia con los gastos médicos de la recuperación de Liam. Tras lo acontecido, el perro tuvo que ser sacrificado.
