Francisco Pizaña es Omar

Omar no soñaba con amasar una gran fortuna ni con ser un hombre poderoso, él sólo quería ser arquitecto. Trabajaba en el taller de carpintería de su padre, el cual prosperó por su talento y por su capacidad de observación. Tenía un don para leer a la gente, con sólo mirar a un cliente podía intuir lo que estaba buscando.

Pero toda habilidad tiene su punto ciego y el de Omar era Sara. Cuando la conoció no era su belleza lo que le intrigaba, era el misterio que la envolvía. El flechazo fue inmediato.

Por culpa de Abel, Omar es señalado como el único sospechoso de la muerte de un hombre y lo culpan de un crimen que no cometió. Pronto descubre que sus amigos y la mujer que ama, le tendieron una trampa. Intenta buscar justicia pero las pruebas son contundentes y acaban sentenciándolo.

La vida en la cárcel es dura y se da cuenta que para sobrevivir necesita ayuda. Es entonces cuando decide acercársele a Fidel, un preso que prácticamente tiene el control de la cárcel. Omar gana su confianza, hasta
formar parte de su círculo más cercano.

La personalidad de Omar se diluye con los años y una sed de venganza se apodera de él. Está decidido a castigar a todos los que lo traicionaron, empezando por Sara. Pero para vengarse debe salir de prisión y convertirse en alguien más.

Fidel desata un incendio en la prisión, aprovecha el caos para sacar a Omar y dejar a otro preso en su lugar. Los guardias lo dan por muerto y su familia también. Omar se cambia el rostro y adopta una nueva identidad, hoy es el heredero de una cadena de hoteles, un hombre de negocios implacable con sed de venganza, Yago Vila.