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Violencia Sexual

Del amor a la humillación: mujeres que han sido víctimas de la 'pornovenganza'

Ellas estaban enamoradas cuando sus parejas las grabaron en un encuentro íntimo. Cuando la relación terminó, la venganza de los ex fue difundir estas imágenes y atentar contra su privacidad.
11 Ago 2016 – 09:21 PM EDT
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Una pareja graba un encuentro erótico. (Imagen de archivo) Crédito: Gabriel Bouys/AFP/Getty Images


Por amor, confianza o incluso desconocimiento. La llamada ‘pornovenganza’ se consolida cuando una persona sube a internet las imágenes de un encuentro íntimo para exhibir a su expareja, obviamente sin la autorización de ésta y generalmente con la intención de dañar. En buena parte del territorio mexicano, esta conducta no es considerada un delito, por lo que no hay estadísticas sobre las víctimas ni tampoco castigo para los victimarios.

“Decidí divorciarme porque descubrí que me engañaba con otra mujer. Él quería que lo perdonara, pero no pude y le pedí el divorcio. Entonces él me adelantó que si nos separábamos me iba a arrepentir porque él tenía cosas mías”, cuenta a Univision Noticias la comediante, actriz y escritora Lisi Esnaurrizar.

Esnaurrizar también fue objeto de una agresión física por parte del hombre con quien tenía cinco años de vida en común. Su esposo, ni más ni menos. Entre las pertenencias que Lisi le dio a ese hombre tras su separación se encontraba una cámara de video donde juntos habían filmado un encuentro íntimo casi recién casados y del que la escritora afirma que ya no se acordaba.

Un día, trabajando, un viejo amigo ó a Lisi y le envió el enlace a un video en la red. “Creo que eres tú”. No había lugar a dudas, su cara estaba allí, y también su nombre y otros datos personales. El video que había grabado enamorada y con total confianza, era ahora el dominio público.

“Al principio fue muy difícil y muy triste. Tuve que ir a terapia porque no entendía cómo alguien con quien te habías casado podía traicionarte de esa manera. Me deprimí, quería morirme”, recuerda Esnaurrizar en entrevista con Univision Noticias, y aunque escribir obras de teatro funcionó como terapia, no le había resultado tan catártico como lo sería después la comedia.

Grabación sin consentimiento

Por su parte, Mónica inició una relación de pareja con un hombre que conoció por largo tiempo. Su nivel de confianza llegaba al grado de hablarse de sus parejas anteriores. Finalmente, la relación no prosperó y le dieron fin en los mejores términos, incluso ocasionalmente tenían o cordial.

En septiembre del año pasado, una amiga de Mónica la buscó con urgencia para enseñarle algo que había encontrado en la red. Desde 2011, este sujeto había subido a internet imágenes de encuentros sexuales con ella y con otras de sus exparejas, esas mismas de las que le había hablado mal a Mónica.

La mujer relata: “En mi caso, ni siquiera se trató de una grabación consensuada, pero sí lo fue en el caso de algunas de las otras chicas. De cualquier manera creemos que el agravio es el mismo: la difusión. Nos exhibió incluso con nombres y con datos para localizarnos”.

Odio, rencor y misoginia

Mónica asegura que jamás pensó “que él tuviera ese grado de rencor, porque dentro de lo que él publicó dejó comentarios terriblemente misóginos, humillantes, degradantes. Me hizo ver como un objeto sexual”.

Para Brahim Zamora, director de comunicación, planeación y capacitación del Observatorio de Derechos Sexuales y Reproductivos (Odesyr), con sede en la céntrica entidad de Puebla, estos actos, denominados “ ciberchantaje, pornochantaje, pornovenganza, constituyen una forma de ejercer violencia de género desde el abuso de confianza de una relación íntima sea o no afectiva, y desde la propia conceptualización del cuerpo de las mujeres y la exhibición, vinculado al tema de verlas como trofeos u objetos”.

Zamora considera que en este tipo de prácticas se exacerba “la desigualdad de género que vivimos cultural y socialmente, pues el cuerpo de la mujer adquiere un valor determinado dependiendo de la práctica que esté llevando a cabo cuando fue grabada o fotografiada. El objetivo es afectar, denigrar, humillar a la persona a través de su cuerpo desnudo o, además, de su cuerpo desnudo en una actividad erótica, lo que afecta profundamente la salud emocional, la integridad y la vida personal de las víctimas”.

“No tienes idea –considera Lisi-- de lo vulnerable que te sientes al ser expuesta en tu parte más íntima. Es muy fácil ahora destruir a cualquier persona por las redes e internet”.

La activista por los derechos humanos LolKin Castañeda considera que estos hechos son “reflejo de la sociedad en que vivimos, donde las mujeres somos vistas en muchos ámbitos como objetos sexuales. La utilización de las imágenes nos muestra como trofeos de cacería y eso señala la urgente necesidad de atender el tema de los derechos digitales y el de la no violencia hacia las mujeres”.

Una práctica erótica

Brahim Zamora subraya que el hecho de grabarse y en general el tema del sexting como práctica erótica puede ser placentera para mucha gente, pero es necesario separarla de lo que puede constituir un acto de violencia.

“Cuando estamos en una relación de pareja, definitivamente hay muchos aspectos que se comparten y hay muchísimas formas en que una pareja interactúa”, explica en entrevista con Univision Noticias el doctor Juan Carlos Acosta, especialista en Sexología Clínica y Medicina Sexual.

Acosta añade que en el enamoramiento, “entrego al otro absolutamente todo: corazón, cuerpo, privacidad e intimidad. Hay un manejo psicológico, no pudiera decir como víctima y victimario, pero sí como encantador y encantado. La persona que encanta empieza a endulzar los ojos, los oídos, el corazón y la mente de tal manera que provoca y seduce, y a obtener una reacción en la persona encantada, que abre un canal de confianza y empieza a mostrarse tal y como es”.

En entrevista con Univision Noticias, el especialista asegura que estas prácticas sexuales suelen tener distintas funciones en una pareja, cuando existe un compromiso de lealtad. “Sin embargo, las consecuencias psicológicas vienen cuando la intimidad y la privacidad se exponen con fines de venganza, donde obviamente estas personas son vistas por quienes no deberían. Esto impacta porque, al verse expuestas, la reputación, la seguridad y la dignidad de las personas queda manchada y estamos en sociedades que colocan etiquetas de prejuicios sobre las personas que tienen estas prácticas”.

Cuestiones legales sobre la pornovenganza

Lisi recuerda que, junto a su abogado, tuvo que negociar con el hombre para lograr el divorcio, así como confiar en que les entregara el video en cuestión y no tuviera más copias del mismo.

Mónica, a su vez, relata que pasó por varias instancias, donde la respuesta recurrente era que no se podía hacer nada debido a que la ley vigente en México no considera como delito este tipo de prácticas.

A su llegada al Ministerio Público con la intención de denunciar, después de acudir al Instituto de las Mujeres, Mónica asegura haber sido víctima de “la misoginia de las de tu propio género: son las primeras que te agreden preguntándote cómo pudiste permitir que eso te pasara. Te interrogan como si tú fueras l a mala de la historia, cuando ya estás llena de culpa y vergüenza.

Teresa Incháustegui, directora general del Instituto de las Mujeres en la Ciudad de México, dice a Univision Noticias que no tiene información de que alguna chica con estas circunstancias haya acudido ante ese órgano local, pero ite que la dirección general no necesariamente se entera de los casos que llegan.

El abogado Víctor Carrillo señala a Univision Noticias que difundir material con contenido sexual sin consentimiento de la otra persona “no es contemplado actualmente por el Código Penal como delito”. Sin embargo, se cataloga como pornografía cuando hay menores de edad involucrados, así como personas discapacitadas “que no tengan capacidad de entender el hecho o que no lo puedan resistir”.

Y aunque lo anterior “imposibilita a las autoridades, es una realidad que en México tenemos el problema de que las víctimas suelen ser revictimizadas por la autoridad, cuando pone en duda sus declaraciones o no cuenta con las instalaciones y especialistas adecuados para atender estos casos. La falta de preparación de las autoridades les lleva a hacer preguntas más morbosas que aquellas que coadyuven a la investigación”, añade Carrillo.

Entidades en México que lo contemplan

Pablo Navarrete Gutiérrez, coordinador del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), explicó a Univision Noticias que en San Luis Potosí y en el Estado de México este tipo de prácticas pueden sancionarse por considerarse delito la difusión ilícita de imágenes cuando se graba en un contexto de relaciones íntimas, donde la ley no distingue si se grabó con o sin consentimiento, pero sí hace diferencia cuando el material ha sido difundido sin autorización de quienes participan.

“En el caso de Michoacán –agrega-- hay un delito que allá se llama ataques a la propia imagen y en términos generales es casi la misma situación de publicar y circular información sin consentimiento de la persona con la intención de dañarla”.

Por otro lado, “en Puebla, Nayarit, Hidalgo y Durango, esta práctica puede encuadrarse en el delito de ultrajes a la moral”, señala Navarrete, que agrega que la falta de una tipificación a nivel federal impide que haya estadísticas sobre las personas que han sido víctima de esta situación.

¿Qué hacer?

“El hecho de que en el resto del país no haya un delito expreso no significa que las mujeres estén en el desamparo. Las víctimas deben hacer es ar a la Policía Cibernética para pedir el retiro del material, pero también pueden acudir a los Institutos de la Mujer en el país, donde tenemos la obligación de asesorar, canalizar el caso y pedir el retiro del video. Las Institutos de la Mujer deben poner en práctica las gestiones institucionales para darle acompañamiento jurídico y psicológico”, dice el funcionario de INMUJERES.

El director de comunicación, planeación y capacitación de Odesyr considera que además de que es urgente que estas conductas sean tipificadas como delito cuando son adultos las víctimas del mismo, “no se puede definir solamente en el marco punitivo. Es necesario un marco preventivo robusto, con política pública que acompañe la denuncia, pero que sobre todo acompañe la prevención.

“La herramienta del delito tiene que ser parte de una estrategia integral y no ser la única respuesta institucional, porque de este modo se inutiliza cualquier otra posibilidad”, considera.

Una dolorosa lección

Mónica está convencida de que la prevención es la mejor cura. “A mí me grabaron sin que yo lo permitiera, el punto es abrir los ojos para saber con quién sales y a dónde vas con esa persona”.

Por su parte, es en la comedia donde Lisi ha aprendido a reírse de sí misma y a hacer reír a otros con lo que a ella le pasó. “Descubrí que no puedes confiar tan fácil. La vida da muchas vueltas, y uno no sabe lo que una persona enojada es capaz de hacer. También hay que hacer conciencia de que grabarse es una de las mayores fantasías de las personas, pero hay que hacerlo con cuidado”, alerta.

“Lo peor de este video es que salgo súper despeinada. Además, les doy un tip a los hombres: la cámara engorda, no alarga”, dice riendo Lisi en su show, arrancando carcajadas y liberándose de lo que vivió.

Lisi añade que encabeza una petición en el portal Change para que se tipifique como delito la llamada pornovenganza.

“Es muy importante advertir a las mujeres que están en una relación o en un proceso de enamoramiento que nadie tiene derecho a disponer de su cuerpo o utilizar las imágenes como una herramienta de presión o de coacción para concretar una relación, concluye Navarrete.

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