“Una pastilla mató a mi hijo”: la táctica legal para acusar de asesinato a vendedores de fentanilo en EEUU
Daniel Figueroa nació durante la noche del 24 de diciembre, por eso su madre le decía “mi regalo de Navidad”. Era un adolescente divertido, pero comenzó a lidiar con una terrible depresión que lo llevó a tomar medicamentos. Una noche de insomnio llamó a su médico y este le negó una receta advirtiéndole que podría volverse adicto. Pero el chico encontró en Snapchat a alguien que le ofreció droga.
Fue la primera vez que Daniel consumió un narcótico ilegal. También fue la última. El 16 de septiembre de 2020, el muchacho perdió la vida por una sobredosis de fentanilo, un potente opioide que los carteles mezclan sin ningún cuidado con otras drogas, lo cual ha disparado las muertes en este país.
“Una pastilla mató a mi hijo. Una pastilla”, dijo su madre Perla Mendoza, en una reciente conferencia de prensa en la que dos fiscales del sur de California advirtieron que de ahora en adelante acusarán de asesinato a los vendedores de fentanilo vinculados a las sobredosis fatales de sus clientes. Ese delito conlleva a una condena de 15 años de prisión a cadena perpetua.
“Mi hijo era un muchacho bueno. Tenía un corazón de oro, tenía sueños para ayudar a otros. Era talentoso, divertido y era un hijo amoroso. Era mi único hijo”, expresó Mendoza con la voz entrecortada, frente a las fotografías de 18 personas, la mayoría jóvenes, que perdieron la vida consumiendo alguna droga que contenía fentanilo. “Perder a mi hijo ha sido lo peor que he pasado”, agregó.
En el condado de Orange, donde vivía Daniel, el consumo excesivo de esa sustancia disparó las muertes 1,000% desde 2016. Cuando se aproximaba el fin de año, en la morgue de esa jurisdicción había 550 cadáveres esperando una prueba toxicológica y esperaban encontrar fentanilo en la mayoría. En todo California, el aumento de casos fatales fue incluso mayor, de 1,513%.
“Han muerto ricos, pobres, negros, blancos, hispanos, hombres, mujeres, niños, consumidores de drogas recurrentes y quienes las consumieron por primera vez”, dijo Todd Spitzer, fiscal de Orange, en la conferencia. “Ahora casi cada droga en el mercado negro contiene fentanilo”, agregó.
Aunque en California no prosperó una propuesta que buscaba presentar cargos contra traficantes de fentanilo cuyos compradores murieron por sobredosis, las fiscalías de Orange y Riverside optaron por utilizar una estrategia legal llamada ‘Watson Waiver’, que permite interponer cargos de asesinato en segundo grado a conductores ebrios involucrados en un accidente mortal.
“Si vendes drogas sintéticas con fentanilo vas a ser acusado de asesinato”, insistió Spitzer. “Ya no voy a dejar que escapen de estas muertes. No va a pasar”.
De California a Florida
El fiscal de Riverside, Mike Hestrin, dijo que su oficina ya ha presentado siete casos de este tipo y tiene tres más en trámite. Uno de los acusados es Joseph Michael Costanza, quien supuestamente le vendió una dosis que le quitó la vida a Ángel Vázquez, de 18 años. La mañana del 4 de octubre de 2020, el joven fue encontrado inconsciente en una casa en Eastvale. Lo llevaron a un hospital cercano, donde murió una hora más tarde. Un menor de 16 años también sufrió una sobredosis, pero sobrevivió.
“El fentanilo ha cambiado el consumo y el tráfico de drogas”, dijo Hestrin en la conferencia. “Es tan letal. Está envenenando nuestras comunidades (…) así que decidí que no íbamos a hacer las cosas a la antigua".
Lo mismo están haciendo fiscales de California, Florida, Nevada, Carolina del Norte, Washington, Indiana y Tennessee.
Incluso padres han sido señalados por los fallecimientos de sus hijos. Eso sucedió en Indiana, donde una mujer fue arrestada por la sobredosis de su propia hija de tres años. Los investigadores afirman que la menor perdió la vida luego de ingerir una pastilla de fentanilo que encontró en su casa.
En Las Vegas, una mujer hispana enfrenta un proceso penal similar por la muerte de su novio Joshua Gallegos, de 24 años y quien fue declarado muerto poco después de que llegaron los paramédicos.
Hace tres meses, los fiscales agregaron cargos de asesinato al caso penal de dos hombres de Carolina del Norte que habían sido acusados de violar a una turista de 24 años que murió por sobredosis de fentanilo mientras vacacionaba en Miami, Florida. Uno de ellos también le vendió el opioide a un hombre de Chicago que fue encontrado inconsciente en la calle y murió el pasado 20 de marzo.
“Estas tragedias están ahora tan extendidas que los traficantes de drogas ya no pueden negar la responsabilidad por el riesgo del fentanilo en su producto”, dijo Jeff Reisig, fiscal del condado de Yolo, en California, al anunciar en junio una nueva política de su oficina para buscar un castigo más severo.
“Cuando la gente recibe un DUI (un cargo por manejar ebrio o drogado) advertimos que los DUI pueden causar la muerte, lo que se convierte en evidencia si luego matan a alguien”, explicó Resig sobre la medida ‘Watson Waiver’ que ya aplican. “Debe haber una responsabilidad similar para quienes venden narcóticos sabiendo que su producto podría contener fentanilo letal".
En el condado Yolo hubo ocho muertes por dicha causa el año pasado y registraron cuatro fallecimientos en el primer semestre del 2021. Una de las víctimas es Valentino Rodríguez, de 30 años, quien murió en su casa después de tomar una droga mezclada con fentanilo en octubre de 2020.
“Esto le puede pasar a cualquiera”
El fentanilo es un opioide sintético que se usa típicamente para tratar a pacientes con dolor severo crónico o dolencias tras una cirugía. Es hasta 100 veces más potente que la morfina tradicional y eso lo vuelve especialmente peligroso. Según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC en inglés), las muertes asociadas con esa sustancia ilegal fueron doce veces más altas en 2019 que en 2013.
Sus fabricantes, narcos que operan laboratorios clandestinos instalados en bodegas, casas de seguridad y en la sierra mexicana, lo mezclan para incrementar la potencia de otras drogas, como éxtasis, metanfetamina, heroína, cocaína y píldoras de oxicodona falsas.
Así ocurrió la muerte de Alexandra Capelouto, una estudiante universitaria de 20 años de Temecula, California, que falleció al consumir una píldora de oxicodona falsa que tenía fentanilo. Se la compró a un narco que operaba en la red social Snapchat. Los padres de Alexandra han abogado por una nueva ley que exige condenas más severas en casos por muertes que resulten del tráfico de fentanilo en el estado.
Los carteles les agregan fentanilo a otras sustancias porque reduce el costo de producción y los riesgos en las revisiones fronterizas, ya que es más barato y se transporta en cantidades pequeñas. El problema es que sus clientes están muriendo porque fallan sus fórmulas de la producción. Otras veces, la persona que consumió una píldora ni sabía que contenía dicha sustancia.
Solo 2 milígramos de fentanilo, que cabrían en la punta de un lápiz, pueden ser letales. La istración para el Control de Drogas (DEA) afirma que han encontrado píldoras falsificadas que tenían entre 0.02 y hasta 5.1 milígramos de fentanilo por pastilla, que es más del doble de una dosis letal. El 42% de las píldoras que han sido analizadas por la dependencia contenían al menos 2 milígramos de fentanilo.
“Las organizaciones de tráfico de drogas suelen distribuir el fentanilo por kilogramo. Un kilogramo de fentanilo tiene el potencial de matar a 500,000 personas”, advierte un reporte de la DEA.
Por primera vez en seis años, la DEA emitió en septiembre una alerta de seguridad pública por lo que catalogó como una “crisis” sanitaria generada por la proliferación de pastillas falsas elaboradas con fentanilo. Advirtió que esas píldoras las pueden conseguir fácilmente los niños en las redes sociales.
Más de 9.5 millones de tabletas con fentanilo han sido incautadas por la DEA en 2021, una cifra que supera lo decomisado en los dos últimos años juntos.
A decir de Perla Martínez, cuyo hijo murió hace poco más de un año en California, los cargos de asesinato que comienzan a enfrentar los narcotraficantes pueden servir para que ellos corrijan sus caminos. “Ustedes están arruinando las vidas de las familias”, les reclamó.
La que viene será la segunda cena navideña que esta mujer pasará sin su hijo Daniel. “Esto le puede pasar a cualquiera”, dijo ella dirigiéndose a otros padres. “Nunca volveré a pasar Navidad con él”.
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