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VIH y SIDA

Cómo la desigualdad erosiona los avances en la lucha contra el sida (y otras pandemias)

40 años después de que se reportaran los primeros casos del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, el virus sigue representando una amenaza para el mundo. En el Día Mundial del Sida organizaciones hacen un llamado para que los líderes políticos atiendan las disparidades en el a tratamientos y herramientas.
Publicado 1 Dic 2021 – 05:58 AM EST | Actualizado 1 Dic 2021 – 05:58 AM EST
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Cuarenta años después de que se reportaran los primeros casos de sida en el mundo, la epidemia continúa pese a que hay tratamientos y herramientas para ponerle fin.

La razón: la desigualdad que hace que millones de personas, especialmente en países en vías de desarrollo, sigan sin a ellas, algo que bien podría repetirse con el covid-19 y con cualquier otra pandemia que se presente si no se toman medidas.

Esa es la advertencia de la Organización Mundial de la Salud y ONUSIDA, en el Día Mundial del Sida que este año se enfoca en la inequidad.

“Las desigualdades están impulsando la pandemia del sida, pero también la del covid-19. Si no se toman medidas transformadoras para atacarlas, el mundo seguirá atrapado en la crisis del coronavirus y seguirá peligrosamente poco preparado para las pandemias que vendrán”, advierte en un comunicado la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima.

7 millones de muerte por sida en la próxima década

La advertencia forma parte de un nuevo informe de ONUSIDA, donde se proyecta que habrá más de 7 millones de muertes relacionadas con el sida en la próxima década si no se adoptan medidas drásticas. Especialmente ahora que la pandemia del covid-19 ha socavado la respuesta contra el VIH: en 2020 se redujo el ritmo de las pruebas de detección y menos personas con iniciaron tratamiento, alerta el reporte. Todo esto atenta contra la meta de la Organización de las Naciones Unidas de poner fin a la epidemia del VIH para 2030.

“Todavía es posible ponerle fin a la epidemia para 2030, sin embargo, eso nos exigirá una acción gradual y una mayor solidaridad. Para vencer al sida y crear resiliencia contra las pandemias del mañana, necesitamos más que nunca una acción colectiva”, dijo el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.

Si bien todavía no existe una cura o una vacuna para el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), sí hay herramientas de prevención y tratamientos que permiten que el diagnóstico ya no sea una sentencia de muerte, como ocurría hace décadas.

A la fecha, 36 millones de personas han muerto de sida y 38 millones viven actualmente con VIH en el mundo. Se estima que en 2020 hubo un millón y medio de nuevos contagios y más de 680mil muertes asociadas a la enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud.

Dos tercios de los casos en África

La mayoría de los pacientes VIH positivo viven en países de bajos y medianos ingresos. De los 38 millones de personas portadoras del virus en el mundo, más de dos tercios (25 millones) viven en África.

Una estadística que resuena con el desigual mapa de vacunación contra el coronavirus en el que África tiene el más lento índice de vacunación que cualquier otro continente; mientras que el 74% de las dosis van a países con medianos y altos ingresos.

“Si no tomamos las medidas necesarias para abordar las desigualdades que impulsan el VIH hoy en día, no solo no lograremos poner fin a la pandemia de sida, sino que también dejaremos nuestro mundo peligrosamente desprotegido para futuras pandemias”, recalca Helen Clark, copresidenta del Independiente de Preparación y Respuesta ante una Pandemia, en el prólogo especial del informe de ONUSIDA.

Allí explica que “la pandemia encuentra espacio para crecer en las fracturas de sociedades divididas” y que los médicos y científicos que trabajan para acabar con ella “nunca podrán tener éxito a menos que los líderes mundiales adopten las medidas que les permitan lograrlo”.

“Los patógenos que van desde el VIH hasta el virus que se esconde detrás del covid-19 invaden las grietas y las fisuras de nuestra sociedad con un oportunismo incansable”, dice Paul Farmer, de Partners in Health, una organización sin ánimo de lucro que desde hace décadas se dedica a tratar el sida en entornos de pobreza.

En EEUU las inequidades también persisten

Incluso en los países desarrollados, que disponen de suficientes pruebas diagnósticas y medicamentos antirretrovirales, las inequidades en el a la salud se reflejan en las estadísticas del VIH/sida.

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, en Estados Unidos, la mitad de los diagnósticos nuevos de VIH reportados en 2019 ocurrieron en los estados del sur y la prevalencia es mucho mayor en los hombres negros que, aunque representan el 13% de la población, constituyen el 42% de los nuevos diagnósticos de VIH en el país.

La pobreza, desempleo y falta de a seguro médico contribuyen a estas inequidades.

Algo similar ocurre con el covid-19 que ha afectado desproporcionadamente a grupos minoritarios de la población como los negros y los hispanos.

Para expertos como Anthony Fauci, quien enfocó gran parte de su carrera en el VIH/sida, hay claros paralelismos entre la pandemia del SIDA y la del covid-19.

Entre los que enumera en un artículo publicado en la revista Nature están el “cómo la desinformación y negación pueden promover más enfermedad y muerte” y “cuánto pueden tardar las intervenciones en llegar a las poblaciones vulnerables”.

Allí recalca que la gran prioridad sigue siendo “asegurarse que todos tengan a opciones de tratamiento y prevención”.

En una proclamación divulgada en el marco del Día Mundial del Sida, Biden reiteró su compromiso por atender las disparidades y anunció que esta semana revelarán una estrategia actualizada para reducir las inequidades en el a la detección del VIH y a las herramientas de prevención.

Dentro de su presupuesto, destinó 670 millones de dólares para apoyar al Departamento de Salud y Servicios Humanos a reducir los diagnósticos y muertes por sida en el país.

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