¿Puede Trump buscar la reelección en 2028?
“¿Están listos para Trump 28?”, preguntó el exasesor de Donald Trump, Stephen Bannon, aparentemente en serio, a los asistentes a un evento de los Jóvenes Republicanos de Nueva York a mediados de diciembre. Y a juzgar por la reacción entusiasta de la concurrencia, sí lo están. El problema para ellos es que, en este momento, eso sería inconstitucional.
Trump está por asumir su segundo período en la Casa Blanca, tras su triunfo en las elecciones de noviembre de 2024. Lo que equivale a decir que es su segunda elección para el cargo (la primera fue en 2016 ante Hillary Clinton) y la Constitución prohíbe expresamente que alguien sea elegido para el cargo más de dos veces.
La Enmienda 22 de la Constitución dice: “ninguna persona será elegida para la oficina de la presidencia más de dos veces, y ninguna persona que haya ejercido la oficina del presidente, o servido como presidente, por más dos años de un término al cual otra persona haya sido elegida presidente será elegido para la oficina del presidente más de una vez”.
Eso sin contar que cuando Trump termine su segundo mandato tendrá casi 83 años, algo que se ha convertido en un punto del debate político nacional, al punto que forzó al presidente Joe Biden a retirarse de la carrera electoral luego de que se hizo claro que sus facultades físicas y mentales estaban siendo cuestionadas al punto de comprometer cualquier posibilidad de reelección.
"Donald John Trump levantará la mano sobre la Biblia King James y prestará juramento, su tercera victoria y su segundo mandato (…) Y el virrey Mike Davis me dice, como en realidad no dice consecutivo, que, no sé, ¿tal vez lo hagamos de nuevo en el 28? ¿Están dispuestos a eso? ¿Trump 28?", dijo Bannon haciendo referencia al abogado republicano Mike Davis, uno de los presentes en el evento y a quien en los círculos del presidente electo tildan como “el virrey”.
Qué ha dicho Trump sobre una posible reelección en 2028
El potencial candidato para 2028, el propio Trump, no ha dicho claramente que tenga intención de buscar una reelección (quizá consciente de que a la edad que tendrá le será difícil manejar las exigencias de una campaña electoral).
Sin embargo, fiel a su estilo a veces críptico en los mensajes, durante su primera visita al Congreso tras ganar las elecciones de noviembre rozó el tema al decirle a los legisladores republicanos: “Sospecho que no volveré a postularme a menos que digan: ‘Es tan bueno que tenemos que pensar en otra cosa’”.
Y, sin embargo, cuando durante el día de las elecciones, el 6 de noviembre del año pasado, un reportero de The New York Times le preguntó si la que estaba terminado iba a ser su última campaña electoral, el entonces candidato respondió: "Creo que sí".
Algunos destacarán que no puede considerarse esa como una negativa tajante, pero hay que tomar en cuenta que esa es otra particularidad en el estilo declarativo de Trump, una calculada imprecisión a la hora de responder o de acusar o denunciar.
Otra es que Trump pone sorpresivamente sobre la mesa cosas aparentemente descabelladas, como cambiarle el nombre al Golfo de México, retomar el Canal de Panamá o anexionarse Groenlandia o Canadá. Un día puede salir con la idea de un tercer mandato
Qué dice la Constitución sobre la reelección del presidente
La Enmienda 22 fue ratificada en 1951, durante el mandato de Harry Trump, el vicepresidente de Franklin Delano Roosevelt (FDR) y quien tuvo que asumir el poder en 1945 tras la muerte del presidente, quien había sido para un cuarto mandato del que solo cumplió menos de cuatro meses.
Hasta Roosevelt, los presidentes estadounidenses habían respetado un límite autoimpuesto de dos mandatos durante más de 140 años. Los historiadores señalan que las circunstancias que le tocó gobernar a FDR, primero la Gran Recesión y luego la Segunda Guerra Mundial, sumada a la personalidad del mandatario, facilitaron que la tradición se rompiera.
La cuestión de si los presidentes debían ser elegibles para la reelección fue muy debatida en la Convención Constitucional de 1787, en la que finalmente se acordó un mandato de cuatro años tanto para el presidente como para el vicepresidente, aunque sin límite.
La costumbre (y posterior regla) de los dos períodos consecutivos siguió el precedente establecido por el primer presidente, George Washington, quien ejerció de 1789 a 1797 y rechazó ser postulado de nuevo. A igual que hizo el tercer presidente, Thomas Jefferson (1801-1809).
Varios presidentes antes de Roosevelt coquetearon con la idea de un tercer mandato, pero no concretaron esos deseos. Y después de la Enmienda 22, ninguno la ha cuestionado públicamente o asomado la posibilidad de promover un cambio que se los permita.
¿Se puede modificar la Constitución para reelegir a Trump?
Pero tras el comentario aparentemente casual de Trump a los congresistas republicanos, el representante demócrata por Nueva York, Dan Goldman, presentó una resolución para aclarar que el límite que establece la Constitución aplica incluso si los mandatos no son consecutivos.
Y aunque la resolución no llegó a ser debatida, da una idea de que algunos se toman en serio esas expresiones de Trump.
En cualquier caso, la derogación de una enmienda requeriría una nueva enmienda, algo que necesita tener el respaldo de dos tercios de la Cámara y el Senado. El Partido Republicano no tiene suficientes escaños para asegurar su aprobación y es difícil ver que un número suficiente de demócratas secundando la moción.
Dos tercios de los legisladores estatales también podrían pedir una convención constitucional para proponer la nueva enmienda, pero tres cuartas partes de los estados tendrían que aprobarla, otro escenario poco probable en el ambiente hiperpolarizado que vive el país.
Pero hay otra ruta y pasa por la Corte Suprema de Justicia. No sería sorpresivo ver a un grupo de promotores de un tercer mandato para Trump solicitando ante las cortes una interpretación del texto de la Enmienda 22 para "aclarar" la intención de los redactores en un proceso que acabaría en el máximo tribunal.
Es un camino que del lado liberal muchos temerían, porque consideran que la actual Corte Suprema toma decisión que tienden a reforzar el poder presidencial (como el polémico fallo sobre la inmunidad de los mandatarios) y ven posible que le conceda esa "gracia" al presidente 47.