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Política

    En qué se parecen y en qué no Trump y Marine Le Pen

    La candidata a la Presidencia sa es más radical en inmigración que Trump, pero menos conservadora en asuntos sociales. Ambos líderes comparten mensaje proteccionista. Sus votantes tienen una cosa en común.
    26 Abr 2017 – 10:59 AM EDT
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    Marine Le Pen visitando un mercado en las afueras de París esta semana. Crédito: Reuters

    A mediados de enero, Marine Le Pen se paseó por la Torre Trump. La líder del Frente Nacional que aspira a la Presidencia sa estuvo en una cóctel en su honor en uno de los apartamentos del rascacielos y se hizo fotos en el café de la zona pública. No consiguió reunirse con el entonces presidente electo Donald Trump.

    En los últimos meses, ambos líderes han cruzado declaraciones públicas de simpatía por la similitud de algunos de sus mensajes, pero nunca han llegado a conectar.

    Trump escribió un tuit donde predecía que el miedo al terrorismo tendría un efecto en la primera vuelta de las elecciones sas y aseguró a AP que Le Pen sería la beneficiada porque es “más fuerte en fronteras”. Finalmente no fue así porque aunque la candidata del Frente Nacional ha pasado a la segunda vuelta lo ha hecho por detrás de Emmanuel Macron y ahora tiene una desventaja en las encuestas de unos 25 puntos que superar (Trump estaba a tres o cuatro puntos de Clinton en sus elecciones)

    Le Pen también alabó durante la campaña estadounidense a Trump por conseguir “lo imposible”, pero en las últimas semanas lo ha criticado por su apoyo a la OTAN o el bombardeo de Siria.

    Ahora Jean-Marie Le Pen, exlíder del Frente Nacional, critica a su hija por no hacer una campaña más parecida a la de Trump, siendo más agresiva “contra los responsables de la decadencia” de Francia.

    La retórica de la extrema derecha sa, y europea, tiene puntos en común con los mensajes de Trump, pero la analogía no es ni mucho menos perfecta.

    El mensaje anti-inmigrante

    Tanto Le Pen como Trump han ascendido con la promesa de más barreras a la entrada de inmigrantes y más vigilancia a los ciudadanos musulmanes o de origen árabe. Pero el discurso subyacente para justificarlo es distinto.

    Trump se ha centrado en el mensaje de la seguridad y en sus discursos más agresivos ha identificado a los inmigrantes mexicanos con el narcotráfico y otros crímenes y a los musulmanes con el terrorismo. Aunque algunos de sus simpatizantes lo han hecho, el actual presidente no defiende su política de inmigración como una cuestión de identidad nacional y asegura seguir viendo a Estados Unidos como una nación de inmigrantes.

    Le Pen es más radical y ha llegado a decir que Francia tiene que prohibir también la inmigración legal.

    El discurso de Le Pen no está centrado sólo en el terrorismo y la seguridad, sino también en la identidad nacional. Según ella, por ejemplo, los sij no deberían llevar turbante igual que las musulmanas no deberían llevar velo, algo sobre lo que en Estados Unidos no hay debate.

    Le Pen ha intentado rebajar el tono antisemita de su partido, pero de vez cuando se le escapa algún comentario polémico sobre los judíos. De hecho, Nigel Farage, el artífice del Brexit y que sí ha tenido o con Trump, se ha distanciado de Le Pen por ese discurso.

    Votantes distintos con una cosa en común

    Los votantes de Trump y Le Pen tienen una cosa en común, pero varias que los diferencian.

    Quienes apoyan a Le Pen son más jóvenes y más pobres respecto a quienes respaldaron a Trump en las elecciones de noviembre.

    Por ejemplo, entre los 11 candidatos que se presentaban a la primera vuelta de las presidenciales sas, Le Pen logró el 21% del voto entre las personas de 18 a 24 años y quedó segunda, por detrás del izquierdista Jean-Luc Mélenchon (Macron fue tercero). Su mejor resultado fue entre los votantes de 35 a 49 años, una franja donde quedó primera con el 29% del voto, según la proyección de voto de Ipsos.

    Un panorama demográfico muy distinto del de Trump, que quedó muy por detrás de Clinton en esas franjas de edad y triunfó gracias a los mayores de 50 y, sobre todo, de 65 años. En cambio, Le Pen obtuvo su peor resultado entre los setentones, que se inclinaron por François Fillon, el candidato de derecha tradicional, o por Macron.

    Los votantes de Le Pen son más pobres que los de Trump. El nivel de apoyo de la líder del Frente Nacional es inversamente proporcional a la renta de los votantes. Quedó primera entre las dos franjas de votantes con menos ingresos y cuarta entre los más ricos. En cambio, en Estados Unidos, Clinton venció entre las personas con menos ingresos y Trump entre las más ricas.

    Lo que tienen en común los votantes de Trump es la educación, el factor más claro a la hora de predecir el apoyo de estos candidatos. Cuanta menos formación tienen los votantes, más probable es que hayan votado por Le Pen o por Trump, según estos sondeos.

    El mejor resultado de Le Pen fue entre personas que no han terminado la escuela y el peor entre quienes han completado la universidad o tienen otros estudios superiores. Así fue también para Trump en 2016.

    Una outsider que lleva toda la vida en política

    Marine Le Pen fue elegida por primera vez concejala en 1998, con 30 años, aunque llevaba desde los 18 en el Frente Nacional. Estudió Derecho, pero sólo ejerció unos pocos años de abogada y la mayoría de su vida se ha dedicado a la política, como concejala o como miembro del Parlamento Europeo.

    Su partido ha estado marginado por el resto de grupos ses o de otros países, y en este sentido puede vender, como Trump, un mensaje contra el sistema establecido. Pero no es ni mucho menos una novata de la política como el presidente de Estados Unidos y tampoco tiene una carrera en el sector privado que pueda presentar como credencial.

    El problema ahora para Le Pen es que es más difícil presentarse como una alternativa al sistema cuando su contrincante es un político de 39 años que creó un partido hace un año y que nunca ha sido elegido para un cargo público. Es un rival muy distinto de Hillary Clinton, quien lleva tres décadas en la vida pública y en campaña era fácil de caricaturizar para Trump.

    Mensajes simples

    Le Pen es hábil a la hora de modular el mensaje según la audiencia y en los debates presidenciales consiguió destacar con su capacidad retórica y sus frases sencillas. Muestra más control sobre los asuntos respecto a Trump, pero se parece a él en su capacidad de conectar con el público.

    La candidata del Frente Nacional ha sido rápida en intentar limpiar la imagen del partido, distanciándose de su padre o dejando de hablar de asuntos polémicos.

    Asuntos sociales

    Le Pen hace bandera de la lucha contra la inmigración o de la salida de la Unión Europea, pero no es conservadora en asuntos sociales como Trump (o al menos como Trump desde que decidió presentarse como candidato republicano).

    Por ejemplo, Le Pen está a favor del aborto y l os métodos anticonceptivos sin ninguna restricción.

    Le Pen tampoco se parece a Trump en la regulación de empresas, que la líder sa defiende. Por ejemplo, es partidaria de mantener un máximo de 35 horas de trabajo o de favorecer la jubilación a los 60 años.

    Proteccionismo

    Éste es uno de los mensajes que une a Le Pen y Trump. Según la candidata del Frente Nacional, la globalización “es otro tipo de totalitarismo, la ideología de la libertad de empresa sin ninguna frontera”.

    Le Pen quiere que Francia se salga de la Unión Europea, que tiene una política de libre circulación de personas y mercancías dentro de sus fronteras y que firma acuerdos de libre comercio con el resto del mundo.

    Pero la política de ' First' (Francia primero) junto a la de 'America First' podría suponer una fuente de conflicto entre los dos países. A Trump, de hecho, no le conviene que haya más líderes que implanten políticas como las suyas en otros países aliados.

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