La sombra de Trump, el foco en DeSantis y otras claves del primer debate republicano
Ocho candidatos republicanos se reunirán por primera vez la noche de este miércoles en un primer debate, en lo que puede ser el momento más importante, al menos hasta ahora, en las primarias presidenciales del Partido Republicano hacia las elecciones de 2024.
El abrumador favorito en la contienda, el expresidente Donald Trump, no participará. El exmandatario asegura que lleva tanta ventaja a sus oponentes que los ayudaría si se presentara. Pero su ausencia también les ofrece una oportunidad.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, que ocupa un distante segundo lugar detrás de Trump en muchas encuestas (RealClearPolitics.com lo sitúa con un 14.3% frente a un 55.4% del expresidente), apuesta a que un buen resultado consolidará su estatus como la alternativa más fuerte al expresidente a pesar de sus muchos tropiezos.
El equipo de DeSantis ve como una amenaza al recién llegado Vivek Ramaswamy, un empresario de 38 años, mientras que el senador de Carolina del Sur Tim Scott, la ex embajadora de las Naciones Unidas Nikki Haley y el ex vicepresidente Mike Pence se han posicionado para competir.
El debate también cuenta con un puñado de críticos agresivos de Trump encabezados por el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, cuyo mensaje anti-Trump es la pieza central de su campaña a pesar de la sólida popularidad del expresidente en el partido.
Otros candidatos menos conocidos, incluido el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, y el exgobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, están intentando presentarse a los votantes, para lograr llegar al segundo debate.
Esto es lo que tiene que no perder de vista.
Todo sobre Trump
Trump es el tema central en el debate de este miércoles del Partido Republicano, incluso en ausencia.
Hasta este punto, la mayoría de sus rivales han caminado de puntillas alrededor del expresidente, sin querer plantear serias preocupaciones sobre su creciente bagaje legal, sus mentiras sobre las elecciones de 2020 y su estilo divisivo de liderazgo.
Puede ser más difícil para los candidatos evitar preguntas difíciles sobre las muchas deficiencias de Trump el miércoles por la noche, especialmente con críticos abiertos como Christie presionando el tema.
El enfoque de DeSantis es particularmente significativo dada su lucha por aprovechar las debilidades que ha mostrado Trump hasta el momento, pero un memorando que detalla su estrategia, que fue filtrado la semana pasada, señala que sus estrategas le piden que defienda al expresidente durante el debate.
Pocos rivales republicanos, si es que alguno, han navegado con éxito la delicada política de Trump durante los últimos ocho años. Están a punto de ser puestos a prueba nuevamente bajo los reflectores más brillantes de la política presidencial.
¿Puede DeSantis comenzar a detener su caída en las encuestas?
Sobre el papel, DeSantis era el competidor más fuerte de Trump cuando entró en la carrera, en mayo pasado. Pero no ha estado a la altura de las expectativas. Y después de una serie de tropiezos y recortes de personal, DeSantis no puede darse el lujo de decepcionar esta noche.
Sus oponentes no se lo pondrán fácil. Puede que haya evitado una confrontación directa con Trump, pero DeSantis espera una avalancha de ataques de los demás candidatos en el escenario. Tendrá que defenderse mientras proyecta una imagen agradable, algo con lo que ha luchado en el pasado.
DeSantis también corre el riesgo de estar demasiado ajustado a un guion si repite como un loro los temas que se filtraron en el memorando publicado la semana pasada. Entre ellos: “Defender a Trump in absentia en respuesta a ataques de Chris Christie”, “golpear a Ramaswamy en respuesta” y “atacar a Joe Biden y los medios de comunicación entre tres y cinco veces”.
Quizás nadie tenga más que ganar con un buen desempeño que DeSantis. Pero si comete algún error evidente, es posible que no llegue a Iowa.
El aborto: un campo minado
Muchos candidatos republicanos han eludido preguntas específicas sobre el aborto y si apoyarían una ley federal que prohibiera el procedimiento en todo el país.
Lo que digan o no digan el miércoles por la noche podría tener graves consecuencias políticas a corto y largo plazo. Y no hay respuestas fáciles.
Los conservadores religiosos, que ejercen una tremenda influencia en las elecciones primarias del Partido Republicano (especialmente en las primeras asambleas electorales de Iowa en el país), apoyan firmemente una prohibición del aborto a nivel nacional.
Pero la franja más amplia de votantes, quienes finalmente decidirán las elecciones generales del próximo otoño, apoya abrumadoramente el derecho al aborto.
No busque más allá de DeSantis para encontrar evidencia del delicado baile sobre el aborto. Hace apenas cuatro meses, el gobernador de Florida promulgó una ley en el estado que prohíbe los abortos a las seis semanas de embarazo, un periodo donde la mayoría de las mujeres podrían confundir un simple retraso con un embarazo. Pero ha evitado en gran medida el tema durante la campaña electoral.
Scott y Pence están del otro lado del espectro. Ambos han dicho que firmarían una prohibición nacional del aborto si fueran elegidos. Y Pence planea insistir en el tema en el escenario del debate, lo quieran o no sus rivales. Los demócratas esperan que así sea.
Conflictos en política exterior
Los conservadores en el escenario están de acuerdo en la mayoría de las políticas. Pero en la era de Trump, la política exterior se ha convertido en un serio punto de discordia.
Un grupo cada vez mayor de republicanos, incluidos personajes como DeSantis y Ramaswamy, han abrazado el populismo de “Estados Unidos primero” de Trump, que proclama una reducción de la huella estadounidense en asuntos globales.
A principios de año, DeSantis describió la invasión rusa de Ucrania como “una disputa territorial”, antes de verse obligado a retractarse. Otros han ofrecido evaluaciones similares.
Y los conflictos internacionales se extienden mucho más allá de Ucrania.
Ramaswamy afirmó la semana pasada que esperaba reducir la ayuda estadounidense a Israel para 2028.
En contraste, Pence y Haley han pedido una política exterior más contundente contra Rusia y otros enemigos geopolíticos, como apunta la tradición republicana.
La política exterior rara vez influye en las primarias presidenciales, pero pocos temas demostrarán más que este las diferencias entre las políticas entre los candidatos en el debate.
Christie: un peligroso comodín
Nadie en el escenario ha demostrado ser un polemista más eficaz que Christie. El exgobernador de Nueva Jersey, siempre cómodo en el centro de atención, derribó –casi sin ayuda externa– l a campaña del senador de Florida, Marco Rubio, durante un debate presidencial en 2016.
Más tarde, durante esa misma campaña, Christie se unió al equipo de preparación del debate de Trump antes de su reunión con la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.
Esto convierte a Christie en un comodín peligroso y experimentado para los demás participantes. Se ha convertido en el crítico más enérgico desde el campo republicano hacia 2024, y se espera que continúe atacando al expresidente incluso en ausencia.
Pero sin Trump en el escenario, no está claro si tales ataques tendrán eco. Christie fácilmente podría dirigir su ira hacia uno o más de los apologistas de Trump en el escenario, incluido DeSantis.
En los últimos días, Christie ha aprovechado el memorando que los aliados del gobernador de Florida filtraron la semana pasada en el que se detallan puntos específicos del debate.
Christie, quien criticó a Rubio por estar demasiado apegado a un guion, advirtió que el gobernador de Florida debería “salirse de la carrera” si repite los temas de conversación señalados en el memorando.
¿Puede aparecer un candidato que hasta ahora no ha estado en la primera línea?
Para algunos candidatos, este debate presidencial podría ser el último a menos que logren lograr un momento decisivo. Pence, en particular, tuvo dificultades para alcanzar los umbrales de recaudación de fondos necesarios para calificar para el evento del miércoles.
Hutchinson y Burgum apenas lograron la marca del 1% en las encuestas.
Eso da a varios candidatos un gran incentivo para generar un momento viral que será recordado (y reproducido en las redes sociales y la televisión) durante las próximas semanas.
La mayoría habrá preparado líneas diseñadas para hacer precisamente eso, aunque no es fácil pronunciar esas líneas sin que suenen demasiado escritas. Eso no les impedirá intentarlo.
Sin embargo, Burgum podría perder su oportunidad: se lastimó jugando baloncesto el martes y fue llevado a un hospital, y un portavoz dijo que “no está claro si podrá presentarse al debate”.
El próximo debate está previsto para el 27 de septiembre en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan en Simi Valley, California. Trump ya ha dicho que tampoco participará en ese. Y dados los crecientes umbrales de encuestas y recaudación de fondos, sería una sorpresa ver a los ocho candidatos nuevamente en el escenario.
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