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Venezuela

Detenciones arbitrarias y desapariciones, el miedo a la nueva represión tras las cuestionadas elecciones en Venezuela

La ola de detenciones, incitadas por el propio Nicolás Maduro, no tiene precedentes y pone a Venezuela en camino de superar fácilmente a los encarcelados durante las tres represiones anteriores contra los opositores de Maduro.
Publicado 10 Ago 2024 – 10:33 AM EDT | Actualizado 10 Ago 2024 – 05:26 PM EDT
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El domingo 4 de agosto, Edni López se preparaba para abordar un avión con destino a Argentina en el aeropuerto de Maiquetía, en Caracas, cuando envió un mensaje de texto desde el aeropuerto diciendo que algo andaba mal con su pasaporte.

Fue el inicio de casi una semana detenida, sin que su familia supiera ni las razones de la detención ni el lugar de reclusión de la activista de derechos humanos, quien es profesora de ciencias políticas y poeta galardonada de 33 años de edad.

En el último mensaje que envió a su novio, y que este compartió con la agencia de noticias AP, López le decía: “Migración me quitó el pasaporte porque aparece como vencido (...) Le pido a Dios que no me jodan por un error del sistema”, quizá temiendo que estuviera siendo víctima de un proceso cada vez más frecuente en el que las autoridades de migración anulan la documentación de políticos, periodistas y activistas que consideran de oposición para impedirles salir del país.

Lo que sucedió después sigue siendo un misterio, uno que contribuye al clima de miedo y represión que ha envuelto a Venezuela tras su controvertida elección presidencial, la ola más grave de abusos a los derechos humanos desde las dictaduras militares de América Latina en la década de 1970.


Cuando la madre de López, Ninoska Barrios, y sus amigos se enteraron de que no había abordado el vuelo, comenzaron a peinar frenéticamente los centros de detención. Finalmente, el martes —más de 48 horas después— se enteraron de que la temida policía de inteligencia militar de Venezuela la tenía detenida, incomunicada, por cargos criminales desconocidos, sin poder ver a un abogado ni hablar con su familia.

“Por favor, devuélvanme a mi hija”, suplicó Barrios entre sollozos el martes frente a la oficina principal de derechos humanos de Venezuela en un video que se volvió viral en las redes sociales. “No es justo que una madre venezolana tenga que pasar por todo esto”.

Finalmente, el viernes 9 de agosto, López fue puesta en libertad, de acuerdo con la información difundida por la ONG Espacio Público en su cuenta de X (antes Twitter), aunque todavía no hay detalles sobre las condiciones de su liberación o las razones de su detención.

Uno de cientos de arrestos irregulares en Venezuela

El arresto de López no es único. Desde las elecciones presidenciales del 28 de julio, las fuerzas de seguridad han detenido a más de 2,000 personas por manifestar contra el presidente Nicolás Maduro o por poner en duda su afirmación de que ganó un tercer mandato a pesar de la evidencia sólida de que perdió la votación por un margen de más de 2 a 1. Otras 24 personas han sido asesinadas, según el grupo local de derechos humanos Provea.

La ola de detenciones, incitadas por el propio Maduro, no tiene precedentes y pone a Venezuela en camino de superar fácilmente a los encarcelados durante las tres represiones anteriores contra los opositores de Maduro.

Entre los detenidos hay periodistas, dirigentes políticos, de la campaña de oposición y un abogado que defiende a los manifestantes. A otros se les anuló el pasaporte venezolano al intentar salir del país. Una activista local incluso transmitió en vivo su arresto por parte de agentes de inteligencia militar cuando forzaron la puerta de su casa usando una palanca.

Desde 2020, López ha estado realizando trabajo de socorro en comunidades pobres, por lo que fue distinguida como una de las “100 mujeres protagonistas” de Venezuela por la Embajada de los Países Bajos en Caracas. El trabajo es estrictamente humanitario y López no pertenece a ningún movimiento político.

Su perfil en las redes sociales carece de contenido antigubernamental, y consiste principalmente en dibujos extravagantes de mariposas, poemas que escribió y fotos de playas y dunas de arena de sus viajes por Venezuela.

Cristina Ramírez, quien se mudó a Argentina desde Caracas hace ocho años, uniéndose a más de 7.7 millones de venezolanos que huyeron del país, dijo que compró un boleto para López en mayo para que su amiga pudiera disfrutar de unas merecidas vacaciones.

Las dos estaban ansiosas por ponerse al día después de una larga separación y un año difícil para López, cuya familia está pasando por dificultades económicas. “Era su primer viaje fuera de Venezuela”, dijo Ramírez en una entrevista telefónica. “Todavía la estoy esperando”.

La represión, en gran parte aparentemente aleatoria y arbitraria, está teniendo un efecto paralizante, dijo Phil Gunson, analista del International Crisis Group con sede en Caracas.

“No se trata solo de desalentar las protestas. La gente tiene miedo de salir a la calle, punto”, dijo Gunson, y agregó que los padres de los adolescentes están especialmente preocupados. “Existe la sensación de que la policía tiene una cuota que llenar y cualquiera puede ser detenido y llevado como sospechoso de subversivo”.

La oposición cambió de rostro

“Están escondiendo ratas, pero las vamos a agarrar”, dijo el líder del partido socialista gobernante, Diosdado Cabello, sobre varios opositores destacados en un discurso ante la Asamblea Nacional controlada por Maduro un día después de las elecciones.

Mientras tanto, Maduro ha pedido a los venezolanos que denuncien a quienes dudan de las elecciones a través de una aplicación istrada por el gobierno, creada originalmente para informar cortes de energía y quejas sobre los servicios provistos por el estado. También dijo que el gobierno estaba renovando dos prisiones dominadas por pandillas para dar cabida a un aumento esperado de guarimberos encarcelados, su término despectivo para los manifestantes de clase media que se atrincheraron en las calles durante semanas en 2014 y 2017.

“No habrá piedad”, dijo Maduro en la televisión estatal.

Pero lo que complica los esfuerzos para aplastar la disidencia es el rostro cambiante de los opositores al gobierno.

Si bien las manifestaciones han sido mucho más pequeñas y más moderadas que durante los brotes de disturbios anteriores, ahora son más espontáneas, a menudo sin líderes y compuestas por jóvenes, algunos apenas adolescentes, de los barrios marginales de las laderas de Caracas que tradicionalmente han sido una base sólida de apoyo para el gobierno.

“No me importa cuántas personas tengan que morir”, dijo Cleiver Acuña, un tatuador de 21 años, en una reciente marcha de base donde los manifestantes treparon postes de luz para derribar carteles de la campaña de Maduro.

“Lo que quiero es mi libertad. Mi patria. Quiero vivir en la Venezuela de la que me hablaron mis abuelos”.

María Corina Machado pide prudencia a sus seguidores

María Corina Machado, la opositora que convocó a los venezolanos a apoyar a un candidato suplente de último minuto después de que se le prohibiera competir contra Maduro, también ha pedido moderación, reflejando el miedo que sienten muchos.

“Hay momentos para salir, momentos para encontrarnos y demostrar toda nuestra fuerza y determinación y abrazarnos, así como hay momentos para prepararnos, organizarnos, comunicarnos y consultar con nuestros aliados en todo el mundo, que son muchos”, dijo en un mensaje grabado publicado en línea el martes.

“A veces es necesaria una pausa operativa”.

Pero la rapidez de la represión del gobierno parece estar dando resultados. En tan solo 10 días, las fuerzas de seguridad han detenido a casi la misma cantidad de personas que en cinco meses en 2017, según Provea.

“La Operación Tun Tun es una herramienta primordial del terrorismo de Estado”, dijo Oscar Murillo, director de Provea, en referencia a las detenciones sorpresivas en mitad de la noche que Cabello y otros han promocionado como una táctica de intimidación.

En el barrio de bajos ingresos de Catia, en Caracas, que alguna vez fue un bastión del partido gobernante, nadie habla de política en estos días. Una mujer cerró su negocio cuando comenzaron las protestas en las cercanías y corrió a su casa. Los videos de la manifestación inundaron su teléfono durante las siguientes horas, pero los borró por temor a que el gobierno estuviera rastreando las publicaciones en las redes sociales para identificar a los críticos.

“Podrían arrestarme solo por tenerlos”, dijo.

El repentino silencio es una ruptura radical con el estado de ánimo esperanzador que precedió a las elecciones, cuando los envalentonados partidarios de la oposición se enfrentaron a las fuerzas de seguridad que intentaron bloquear las manifestaciones contra Maduro. Sirvieron comida, prestaron vehículos al líder de la oposición y les abrieron sus negocios a pesar de saber que sufrirían represalias de la policía o que les cerrarían sus negocios.

Venezuela y los métodos de dictaduras latinoamericanas

Incluso antes de los disturbios actuales, el historial de derechos humanos de Venezuela estaba bajo un intenso escrutinio. Maduro es el objetivo de una investigación de la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad presuntamente cometidos en el pasado.

Las tácticas de Maduro se han comparado con las de América Central y del Sur en la década de 1970, cuando las dictaduras militares arrestaron a los opositores y, a veces, a transeúntes inocentes. Muchos fueron asesinados y, en Argentina, algunos incluso fueron drogados y arrojados desde aviones al océano, sin rastro alguno de haber sido detenidos.

Los presuntos abusos de Maduro tienen poco en común con esas campañas de “guerra sucia” de las fuerzas de seguridad del Estado.

Pero el objetivo de infundir miedo es el mismo, dijo Santiago Canton, abogado argentino y secretario general de la Comisión Internacional de Juristas, un grupo de vigilancia con sede en Ginebra.

Canton dijo que el caso de López le recordó la desaparición en Argentina en 1977 de una activista que fue sacada de un avión con destino a Venezuela y nunca más se la volvió a ver. En ese momento, Venezuela, rica en petróleo, era el país más rico de América del Sur y un refugio democrático para los exiliados que huían de los regímenes militares en toda la región.

"Es poco probable que vuelva a ocurrir lo que pasó hace 50 años", dijo Canton, quien anteriormente dirigió la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. "Pero las redes sociales son un factor multiplicador que antes no existía, por lo que se puede ser más selectivo con el uso de la fuerza y lograr los mismos resultados".

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