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Los eclipses solares que cambiaron la historia de la ciencia

¿Sabías que los eclipses solares han ayudado a dar forma a la historia humana? En el pasado, el asombro y el miedo despertaron el interés de entender y explicar el fenómeno, tanto que impulsaron el desarrollo de tecnología para ello. Hoy, los eclipses siguen siendo una oportunidad para entender la corona solar y su impacto en las telecomunicaciones. Estos son 10 de los aportes científicos inspirados en eclipses.
1 Ago 2017 – 04:54 PM EDT
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Eclipse Ugarit en Siria, 1223 B.C. Las observaciones hechas por astrónomos en Mesopotamia marcan las primeras medidas conocidas adoptadas por la humanidad en el camino hacia la ciencia moderna. El eclipse solar Ugarit es la observación más temprana observada en Medio Oriente. El evento se inscribió en escritura cuneiforme en una tableta compuesta de arcilla. Esta se descubrió en la década de 1940. En este escrito se establece que durante la oscuridad provocada por el evento solar fueron visibles las estrellas y Marte. Getty Images
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Eclipse Anyáng en China, 1302 B.C. El evento fue descrito en un antiguo guión chino raspado en un fragmento plano de la concha de una tortuga. La observación señala que “tres llamas se comieron al sol y grandes estrellas fueron vistas”.
Los investigadores lo interpretan como un eclipse total con tres serpentinas de gas en la corona solar, un evento que sólo es visible durante un eclipse. En 1989, astrónomos de la NASA demostraron que a partir de este evento la velocidad de rotación de la Tierra se redujo debido a un aumento en la fuerza de atracción que ejerce la Luna sobre la Tierra.
Crédito: Getty Images
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Eclipse Tales en Anatolia, 585 B.C. Según el historiador griego Heródoto, el filósofo Tales de Mileto predijo un eclipse solar que ocurrió sobre Asia Menor. Se entiende que fue un eclipse anular o parcial visible sobre Medio Oriente. Tuvo lugar durante una batalla junto al río Halis en Anatolia, la cual se conoce como la “Batalla del Eclipse”. Este evento establece el uso del llamado Ciclo de Saros. Se trata de un curioso ciclo de aproximadamente 18 años donde el patrón de eclipses se repitió casi de forma exacta. Tales lo utilizó en la predicción de este evento y su evidencia más temprana es de Babilonia. Crédito: Getty Images
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Eclipse de Anaxágoras en Grecia, 478 A.C. Antiguos escritos establecen que el filósofo Anaxágoras de Clazómenas fue el primero en darse cuenta de que un eclipse solar es causado por la sombra de la Luna que borra la luz del Sol, en lugar de algún tipo de transformación del Sol mismo.
Los historiadores modernos sostienen que Anaxágoras puede haber usado las descripciones de eclipses de pescadores griegos y marineros en el puerto ateniense de Pireos para determinar que la sombra del eclipse era solamente visible sobre una determinada área y que pasó rápidamente por la región en dirección de oeste a este. Sobre la base de sus observaciones del eclipse, también se dice que Anaxágoras hizo algunas estimaciones sobre el tamaño del Sol y la Luna. Getty Images
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Eclipse de Hiparco en Grecia y Egipto, 189 B.C. Según Claudio Ptolomeo, el astrónomo Hiparco de Nicea fue el primero en calcular la distancia a la Luna desde la Tierra usando observaciones de un eclipse solar que era visible tanto en Alexandría, en Egipto, como en la región de Helesponto de Grecia.
Hiparco era un observador dedicado que compiló notas sobre 20 eclipses solares y lunares durante su vida. Él pudo hacer el cálculo de la distancia de la Tierra a la Luna utilizando de referencia la distancia relativa entre las dos ciudades Alexandría y Helesponto, donde el eclipse se observó diferente.
Al calcular la distancia desde el Helesponto a Alexandría, Hiparco calculó que la Luna estaba a unos 429,000 km (266,568 millas) de distancia de la Tierra. Resulta impresionante que esta cifra es sólo un 11% mayor que la distancia media entre la Luna y la Tierra calculada por astrónomos modernos. Getty Images
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Eclipse Halley en Inglaterra, 1715 A.D. El astrónomo alemán Johannes Kepler desarrolló la comprensión científica moderna de los eclipses solares, pero murió en 1630 antes de hacer predicciones efectivas. Entonces, el crédito por las primeras predicciones verdaderamente científicas de un eclipse solar en la historia van al astrónomo inglés Edmund Halley, quien también descubrió el famoso cometa que lleva su nombre.
En 1705, Halley publicó una predicción para un eclipse solar que sería visible sobre la mayor parte de Inglaterra, basado en la teoría de la gravitación universal desarrollada por su amigo Isaac Newton. Halley también publicó un mapa del camino predicho del eclipse, e invitó a los astrónomos y a los del público a hacer sus propias observaciones del acontecimiento.
Halley mismo observó el eclipse, que resultó ser un eclipse anular. Se observó alrededor de la Luna un anillo luminoso.
Crédito: Getty Images
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Cuentas de Baily en Escocia, 1836. Las observaciones de Edmund Halley en 1715 fueron también las primeras en registrar la aparición de un fenómeno que se conocería como las cuentas de Baily.
Estas son como destellos o cuentas brillantes de un rosario que aparecen y se observan alrededor de la Luna en los momentos anteriores y posteriores a un eclipse total.
Halley también descubrió que esto ocurría debido a desigualdades de la superficie lunar. El mismo fenómeno fue observado por el astrónomo inglés Francis Baily durante un eclipse anular en Escocia en 1836, y aunque Halley había notado el mismo efecto más de 100 años antes, el efecto se ha conocido desde entonces como "Cuentas de Baily".
Crédito: Getty Images
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Eclipse Norte de Europa, 1851. El eclipse solar total sobre el norte de Europa fue el primer eclipse que fue objeto de una expedición internacional por la Real Sociedad Astronómica de Gran Bretaña (RAS), así como expediciones de astrónomos de muchos otros países europeos. Los registros del eclipse de 1851 incluyen las primeras observaciones de la atmósfera superior del Sol, la llamada cromósfera. Estas fueron hechas por el astrónomo británico George Airy, miembro de la expedición de RAS a Suecia.
Airy pensó por primera vez que había visto “montañas” brillantes en la superficie del Sol, pero más tarde los astrónomos se dieron cuenta de que estaba viendo pequeñas prominencias de gas brillante llamadas "espículas" que dan a la cromósfera una apariencia irregular.
Un famoso relato del eclipse de 1851 fue hecho por otro miembro de la expedición de RAS a Noruega, John Crouch Adams, quien algunos años antes había calculado correctamente la órbita de Neptuno basada en desviaciones en la órbita del planeta Urano. El evento de 1851 también produjo la primera fotografía de un eclipse solar. Getty Images
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Descubrimiento del Helio en India, 1868. El astrónomo francés Jules Janssen hizo fotografías del espectro del Sol durante un eclipse solar total en la ciudad del este de Guntur, India. Janssen señaló la presencia de una especie de línea brillante en la región “amarilla” del espectro del Sol, que sugería la presencia de un gas desconocido en la atmósfera del Sol, junto con el hidrógeno común.
Al principio, Janssen suponía que esta línea brillante estaba causada por el elemento sodio. A los pocos meses del descubrimiento de Janssen, el astrónomo inglés Norman Lockyer encontró la misma línea en el espectro de la luz diurna ordinaria y señaló que no podía corresponder a ningún elemento conocido. Lockyer llamó al elemento recientemente descubierto "helio", en honor al vocablo griego Helios, que significa Sol.
Tras ser identificado por los astrónomos en el Sol, fue hasta 30 años más adelante que fue detectado en la Tierra. Eso ocurrió cuando el químico escocés William Ramsay descubrió los depósitos del gas dentro de un pedazo del mineral uranio, como resultado de la desintegración radiactiva de elementos más pesados. Getty Images
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Eclipse de Einstein en África y América del Sur, 1919. La teoría de la relatividad general de Albert Einstein, desarrollada entre 1907 y 1915, hizo la asombrosa predicción de que la luz era afectada por la gravedad y, por consiguiente, los rayos de luz que pasaban cerca de un objeto grande en el espacio, como el Sol, serían refractados o doblados.
Pero la primera prueba de la teoría de Einstein no llegaría hasta 1919, después de que se hicieran observaciones de un eclipse total que era visible desde África y Sudamérica. Los astrónomos británicos Arthur Eddington y Frank Watson Dyson viajaron a la isla de Príncipe, frente a la costa occidental de África, para el evento.
Ellos habían calculado dónde ocurriría midiendo la ubicación exacta de las estrellas llamadas Híades en la constelación de Tauro.
Eddington y Watson Dyson tomaron entonces las fotografías de las estrellas durante la totalidad del eclipse. Sus fotografías muestran que la luz de las estrellas Híades estaba realmente "doblada" cuando pasaba cerca del Sol, dando lugar a que las estrellas aparecieran en un lugar ligeramente diferente de su verdadera posición, tal como Einstein había predicho.
Las observaciones de eclipses posteriores, como el eclipse de 1922 sobre África, el Océano Índico y Australia, ayudaron a confirmar las observaciones de Eddington y las teorías de Einstein sobre la gravitación y la luz.
Crédito: Getty Images
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