"La gente está muy asustada": Nueva York intenta contener la crisis migratoria en medio de una ola de buses que no se detiene

Javier* pasó el día de Navidad llorando. Toda su familia, incluida su mujer y su hija, están en Colombia. Él lleva un mes en Nueva York. Vino solo y vive en uno de los albergues que la ciudad ha puesto a disposición de los migrantes que acaban de llegar. Reconoce que estos días se le saltan las lágrimas cuando piensa en su hija. “Uno se siente solo, pero hay que seguir hacia delante”, apunta este colombiano.

Este joven, según relata, llegó a Manhattan en uno de los autobuses que el Gobierno de Texas está fletando de forma gratuita para sacar a los migrantes de su estado. Tras más de día y medio de viaje, cuenta que fueron recibidos por agentes de policía y trasladados a un albergue cercano al punto de descarga.

Este miércoles, María* (22 años), Guillermo* (29 años) y su hijo de tres años también llegaron a Nueva York en uno de esos mismos vehículos, según cuentan. Procedentes de Venezuela, de donde salieron hace cuatro meses debido a la situación económica del país, han escogido la ciudad del Empire State como su primer destino en Estados Unidos para “conocerla” y buscar “oportunidades” de trabajo.

Por ahora, se alojan en uno de los centros que alberga a los recién llegados, el Hotel Roosevelt. Este antiguo espacio hostelero, reconvertido en refugio para migrantes, se encuentra a pocos metros de zonas muy turísticas y muy frecuentadas estos días, Grand Central Station y Times Square.

Con el cambio de s, al pasar de ser un alojamiento turístico a un centro de atención para los recién llegados, el exterior del hotel ha ido evolucionando. Los porteros, los carros para las maletas y los taxis en la puerta han sido sustituidos por agentes de seguridad, una hilera de motos de delivery aparcadas y mujeres con carritos en los que venden gelatina o café. Sus actuales inquilinos llevan una identificación colgada para poder pasar el control de la puerta.

14 autobuses procedentes de Texas en una sola noche

Con el objetivo de controlar la entrada de los autobuses enviados por el gobierno de Greg Abbott, el alcalde demócrata de Nueva York, Eric Adams, anunció el miércoles una orden ejecutiva. Esta medida establece que las compañías de los vehículos que transportan a los migrantes de un estado a otro únicamente podrán dejarles en la ciudad de lunes a viernes, entre las 8:30 am y el mediodía. Además, a no ser que se pacte lo contrario, sólo habrá un único punto de entrega, ubicado a pocos metros de Times Square.

El alcalde ha tomado esta decisión después de que la semana pasada llegasen a la ciudad 14 autobuses enviados desde Texas en una sola noche. Esta cifra es la más elevada registrada en un solo día desde la pasada primavera, según explicó el Ayuntamiento en un comunicado, donde también señaló que esta medida “ayudará a garantizar que la ciudad pueda seguir gestionando esta crisis humanitaria de forma ordenada”.

“Los autobuses dejaban [a los migrantes] en la oscuridad, en medio de la nada y sin ninguna asistencia que les recibiera”, explica a Univision Noticias Joshua Goldfein, abogado de Legal Aid Society. Con esta medida, el equipo de Adams pretende que a partir de ahora “haya personal adecuado para recibirles porque algunos llegan con problemas médicos, no tienen ropa o zapatos adecuados”, añade el letrado.

"Texas ha estado intentando sembrar el caos en nuestro sistema de albergues enviando un autobús tras otro sin avisarnos de cuándo llegarán ni de cuántas personas viajan en ellos, y a menudo dejando a los pasajeros en las calles de la ciudad en mitad de la noche", lamentó Lisa Zornberg, asesora jurídica del Ayuntamiento.

Con la aprobación de esta orden ejecutiva, que ya ha entrado en vigor, el equipo de Adams quiere lograr una gestión “más eficaz” –en palabras de la teniente de alcalde Anne Williams-Isom– en la acogida de los migrantes recién llegados, conociendo previamente cuál va a ser su destino nada más pisar la ciudad y cuál es el perfil de los viajeros, si son niños, jóvenes o adultos.

Las empresas que no cumplan con estos requerimientos se exponen a cargos por delitos menores de clase B, lo que podría acarrear penas de cárcel de hasta tres meses y multas de hasta 500 dólares para individuos y de 2,000 dólares para corporaciones.

Adams realizó este anuncio junto a los alcaldes demócratas de las ciudades de Chicago, Brandon Johnson, y Denver, Mike Johnston. Los tres mandatarios locales insistieron en sus peticiones de más ayuda federal y coordinación con el gobierno de Texas, ante la llegada de solicitantes de asilo. Nueva York recibió este último mes a 14,700 nuevos migrantes, según las cifras más recientes publicadas por el Ayuntamiento.

76% de los migrantes son familias con niños

El alcalde ha insistido en reiteradas ocasiones que la demanda de asistencia social “destruirá Nueva York” porque “el gasto que significa recibirlos y darles albergue impactará de forma significativa en otros programas” públicos. La ciudad ha atendido a 161,000 migrantes, de acuerdo a las últimas cifras aportadas por el alcalde, que recogen la situación del sistema de isiones desde la primavera de 2022.

De todos ellos, actualmente 68,000 se encuentran bajo la tutela de la ciudad. La mayor parte (76%) son familias con hijos, tal y como reflejan los datos publicados por el Consejo Municipal de Nueva York. Muzaffar Chishti, director de la oficina de Nueva York del Migration Policy Institute, explica que este fenómeno es nacional. “Hemos visto un aumento en el número de familias” que han cruzado la frontera, explica a Univision Noticias.

Según detalla Chishti, las medidas de control fronterizo modificadas por la istración Biden en enero para “incentivar” el a Estados Unidos de forma legal, no han impedido que se produzcan llegadas de forma irregular con niños. “No detienen a familias en la frontera. Eso animó a la gente a venir así”, apunta.

A lo largo del ejercicio fiscal que terminó en junio de 2023, la ciudad gastó $1,400 millones en garantizar alojamiento y el resto de servicios que proveen a los solicitantes de asilo, como comida o asistencia médica. El Estado reembolsará a la ciudad 438 millones de dólares. De cara al año fiscal de 2024, el equipo ha presupuestado el gasto de 2,900 millones de dólares, tal y como informa el controlador del estado, Brad Lander. En total, según las estimaciones municipales, hasta 2025 la ciudad destinará $12,000 millones en gestionar la llegada de nuevos migrantes.

Para aliviar, por un lado, el presupuesto, y por otro lado, la presión sobre la capacidad de alojamiento de la ciudad, Adams anunció en octubre que la estancia en albergues de las familias migrantes con niños se limitará a 60 días. Semanas antes, ya avisó de que los adultos que no tuviesen menores a su cargo sólo podrían alojarse 30 días en dependencias municipales.

Estas medidas no son definitivas. Los afectados pueden empezar un nuevo proceso para buscar otro alojamiento, si no han encontrado un lugar en el que vivir. Una gestión que Goldfein considera que es totalmente innecesaria porque obliga a los migrantes a “empaquetar todas sus pertenencias”, “tomarse un día libre en el trabajo” y sacar a sus hijos del colegio esa misma jornada para iniciar de nuevo el procedimiento.

"Volverles a sacar del colegio es un trauma"

Si quieren acceder a una prórroga, los migrantes tendrán que reunirse con un funcionario y explicarles “cuál es su plan”, añade el abogado de Legal Aid Society, o si tienen en mente “ir a otro lugar”. Sostiene que “sería mucho mejor” que estos encuentros no se hiciesen tras una fecha de desalojo y una mudanza, sino acordando antes de su salida un día para verse en su alojamiento y trabajar con ellos “en un plan para salir adelante”.

“Mis hijos sufren una inestabilidad total”, lamenta Gabriela*, una peruana, que lleva tres meses en la ciudad y que ya ha recibido la notificación para abandonar su albergue. Su fecha de desalojo es el próximo 31 de enero, según relata. Su familia es una de las 3,500 a las que ya se les ha emitido esta notificación, de acuerdo a las cifras publicadas por The New York Times, que informa asimismo que estas comuniaciones comenzarán a ejecutarse en enero.

Goldfein confirma que “la gente está muy asustada” por esta medida, especialmente por la idea de verse sin techo en invierno, así como por el impacto que puede tener en la educación de sus hijos, añade. Los de Gabriela, de 14 y 16 años, respectivamente, “acaban de entrar en un colegio de Manhattan”.

Con una fecha de desalojo en el horizonte, que podría conllevar un cambio de barrio, esta mujer no ve sentido a la gestión del Ayuntamiento. “Recién han entrado. Se están adaptando y, ahora, volverlos a sacar, es un trauma. Otra vez papeles, otra vez colegio, otra vez hay que moverse y demoran 10 o 15 días en adaptarse y en entrar a estudiar”, cuenta. Y añade: "Es un trauma para cada familia". Ante este lamento, pide una reflexión al equipo de Adams: “Tendrían que pensarlo mejor y darnos un año de estabilidad porque si no lo hacen, nuestros hijos se van a perder”.

La clave de esta polémica se centra en el acuerdo legal que obliga a la ciudad de Nueva York a proporcionar alojamiento de emergencia a las personas sin hogar. Una medida pionera, contra la que se ha manifestado Adams, y que no existe en ninguna de las otras grandes ciudades del país.

Christi considera que este es uno de los factores que contriburá a que “la mayor parte” de los migrantes que han llegado a la ciudad se queden en ella. Las otras circunstancias que influyen en su pronóstico son las “mejores posibilidades de encontrar trabajo que en otros lugares” y el sistema público de transporte, “muy extenso” y que permite desplazarse de “una parte de la ciudad a otra” sin coche.

*Nombres cambiados a petición de los entrevistados para proteger su identidad.