La espectacular imagen de la 'mano de Dios' tratando de alcanzar las estrellas capturada por el Observatorio Interamericano
En el cuarto día “Dios hizo las dos grandes luces: el Sol, para que domine en el día, y la Luna, para que domine en la noche. También hizo las estrellas”, dice la Biblia. Millones de años después, un telescopio capturó una silueta de 'la mano de Dios' intentando alcanzar las estrellas.
A unos 1,300 años-luz de distancia, en la constelación de Puppis, una mano fantasmal parece emerger desde una nebulosa y extenderse hacia el cosmos.
Se trata del CG 4, un glóbulo cometario que ha recibido el apodo de “Mano de Dios”, que fue captado por la Cámara de Energía Oscura fabricada por el Departamento de Energía, que está montada en el telescopio de 13 pies Víctor M. Blanco en el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo en Chile.
Los glóbulos cometarios son una subclase de las nebulosas oscuras conocidas como glóbulos de Bok. Son nubes aisladas de denso gas y polvo cósmico, rodeadas de material ionizado y muy caliente.
Cuando estas nubes presentan un desprendimiento de material se forma una silueta como de una cola extendida, por ello se las denomina glóbulos cometarios por su vago parecido con un cometa, aunque no tengan nada en común.
“En el caso de 'la mano de Dios', como la apodaron los astrónomos, su polvorienta cabeza, con un diámetro de 1.5 años-luz, y su larga y tenue cola, de unos ocho años-luz de longitud, hacen del CG 4 un glóbulo de Bok comparativamente pequeño”, dice un comunicado del observatorio.
¿Cómo lograron capturar la imagen de 'la mano de Dios'?
De acuerdo con el observatorio, los glóbulos cometarios pasaron desapercibidos para los astrónomos durante mucho tiempo debido a su escasa luminosidad. No fue hasta 1976 a partir de imágenes tomadas con el telescopio británico Schmidt en Australia, que fueron identificados por primera vez.
Usualmente el difícil capturar una imagen de los glóbulos cometarios ya que sus colas, cubiertas de oscuro polvo estelar, impiden el paso de la mayor parte de la luz.
Pero con un filtro especial la Cámara de Energía Oscura puedo captar el débil resplandor rojo del hidrógeno ionizado presente en la cabeza de CG 4 y alrededor de su borde exterior.
“Esta luz se produce cuando el hidrógeno se excita tras ser bombardeado por la radiación de estrellas calientes y masivas cercanas”, explica el observatorio.
Puede que la imagen que lograron capturar los astrónomos no vuelva a ser la misma dentro de miles de millones de años debido a que “la intensa radiación generada por estas estrellas masivas vecinas está destruyendo gradualmente la cabeza del glóbulo y barriendo las diminutas partículas que dispersan la luz estelar”.
Aun así, los astrónomos aseguran que el CG 4 contiene gas suficiente para alimentar la formación activa de varias estrellas nuevas del tamaño del Sol.
¿Cómo adquieren su peculiar forma los glóbulos cometarios?
Los astrónomos aún no tienen claro cómo estas nubes difíciles de detectar adquieren su característica estructura, pero especulan que es consecuencia de las estrellas calientes y masivas que las rodean.
Los expertos han desarrollado dos ideas principales sobre sus orígenes y formas. La primera es que en su origen podrían haber sido nebulosas esféricas que luego fueron perturbadas por la explosión de una supernova cercana.
La segunda idea es que los glóbulos cometarios se forman por una combinación de vientos estelares y la presión de la radiación procedente de estrellas calientes y masivas cercanas.
En el caso del CG 4 “parece como si estuviera a punto de devorar a la galaxia espiral”…”que parece estar colocada tan indefensa frente a ella”, dice el observatorio.
El apodo de 'la mano de Dios' viene del parecido del glóbulo cometario a la obra de arte del pintor Miguel Ángel, ‘La creación de Adán’, ubicada en la Capilla Sixtina, en el Vaticano.
En su pintura Miguel Ángel ubicó a Dios flotando en el espacio y a Adán sobre una superficie de tonos verdes que se podría asociar a la tierra. Un detalle característico de la obra son las manos tanto de Adán como de Dios, que no llegan a tocarse, pero marcan el eje de la composición.
Pero en realidad, la forma de este glóbulo cometario, que está a más de cien millones de años-luz se debe “a una alineación fortuita”, dice el observatorio.
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