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Actualidad

¿Por qué en China están disminuyendo los matrimonios?

Publicado 19 Ago 2017 – 07:00 PM EDT | Actualizado 23 Mar 2018 – 08:28 AM EDT
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En los últimos tiempos, una tendencia comienza a preocupar a las familias y al estado chino: cada vez menos jóvenes deciden dar ese paso de casarse. En su lugar, prefieren mantener relaciones consensuales o simplemente explorar otras vías alternativas, que incluyan o no una pareja.

El tema es tan acuciante que ya los especialistas han empezado a buscar respuestas para entender por qué en China están disminuyendo los matrimonios.

Disminuyen los índices de matrimonio en China

Según cifras oficiales, después de una década entera de aumentos en la tasa nacional de matrimonios, China fue testigo por un segundo año de una marcada disminución del número de relaciones legalizadas con una caída del 6,3 % desde 2014.

Este comportamiento también va acompañado por un aumento de la edad en el matrimonio; en los primeros diez  años de este siglo el valor ha sido de aproximadamente un año y medio.

Preocupación del estado y la familia

En un país con tradiciones conservadoras como China tal situación genera preocupación tanto en el gobierno como en las familias.

Los padres se alarman porque sus hijos se pueden quedar solteros, o lo que es peor, no tener hijos. ¿Quién quedará para continuar el linaje de la familia? ¿Quién cuidará de los hijos cuando los padres hayan fallecido?

Esto hace que muchos utilicen cualquier reunión familiar para tratar de concertar noviazgos o al menos para interrogarlos sobre el tema del matrimonio.

El estado, por su parte, tampoco ha dejado de presionar a las mujeres para que se casen, avergonzando a aquellas con más de 27 años que aún estén solteras a través del término «sobrante».

¿Por qué los jóvenes no eligen casarse?

En pleno siglo XXI, la realidad es que los jóvenes chinos están muy interesados en enamorarse y tener citas, pero no en legalizar sus relaciones. Para ellos esta institución legal no responde a sus intereses.

Los jóvenes que han nacido en la década del 80 y del 90 tienen otras motivaciones, otros valores, otro modo de ver la vida. Ya tener bebés no es una prioridad, pues los horizontes se han ampliado. Quieren estudiar, trabajar en proyectos que les permitan superarse profesional y humanamente.

Por otra parte, las estadísticas indican que más de 85 % de los inmigrantes trabaja alrededor de  44 horas semanales, lo que limita en tiempo y energía para poder ocuparse de relaciones estables.

Muchos chicos, especialmente en las ciudades, han decido seguir estilos alternativos, donde las relaciones son libres y sin los requerimientos establecidos por los matrimonios tradicionales, lo que les permite disfrutar de su tiempo libre y entretenerse con diversas actividades.

¿Qué sucede con las chicas?

En el caso de las chicas –esto lo debimos ver venir– el problema se relaciona con las desigualdades de género. Por años, las mujeres chinas han enfrentado discriminación tanto en la educación como en la esfera laboral.

Ya que en China no hay protección para la mujer cuando el matrimonio se disuelve, es natural que las jóvenes se lo piensen bien antes de tomar una decisión que puede crearles mucha inseguridad en el futuro, no desean arriesgar sus carreras ni su vida personal.

Pero las mujeres de la ciudad todavía tienen algunas opciones, las más afectadas son las campesinas, pues no tienen recursos educativos y están a obligadas a funcionar bajo tradiciones patriarcales.

En esas circunstancias, las jóvenes no pueden negociar en ninguna relación, antes bien enfrentan desigualdades con respecto a sus cónyuges e incluso llegar a ser maltratadas en muchas ocasiones. ¿Por qué habrían de decidir casarse?

Soluciones al problema

Así las cosas, los especialistas consideran que las soluciones más favorables para enfrentar el declive en los matrimonios serían:

  • Promover mejores políticas laborales para las familias.
  • Permitir que los jóvenes tomen sus propias decisiones respecto a cuándo y con quién casarse.
  • Asegurar los derechos de la mujer eliminando las desigualdades de género.

Mirando el asunto desde un punto de vista global, la situación de China no nos es totalmente ajena, aunque tenga sus particularidades. De hecho, hay una tendencia mundial a que se reduzcan los índices de casamiento por países, lo que es especialmente marcado en los Estados Unidos, en Japón, en Hong Kong y Taiwán.

Quizás sea hora de comprender que cada generación desarrolla sus propios valores y que el hecho de que el matrimonio haya funcionado a lo largo de la historia no significa que responda ahora a las   necesidades de los millennials. Y esto va para los jóvenes chinos y de cualquier otra sociedad del planeta.

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