En Nueva York, la lucha por la identidad de los inmigrantes indocumentados continúa

En Madison, Wisconsin, un grupo de derechos de inmigrantes convocó una conferencia de prensa para instar a la legislatura estatal a que consideren una medida que permita que miles de personas indocumentadas puedan obtener una licencia de conducir. El grupo, Voces de la Frontera, apareció junto a inmigrantes, grupos religiosos, el jefe de policía de Madison, y otros aliados entre los que se encontraba la Unión de Agricultores de Wisconsin. Uno de los de este sindicato, Michael Slattery, dijo que los dueños de los ranchos deben de cuidar de sus trabajadores.
Si bien la mayoría de los conductores vemos la renovación de nuestra licencia de conducir como una tarea irritante más que tenemos que hacer cada 10 años, para millones de personas en el país es un alivio que les permite vivir una vida un poco más desahogada, con menos miedo.
La historia de este conflicto comenzó hace más de treinta años. Hasta los años noventas, las personas que no podían comprobar su estatus en los Estados Unidos podían obtener una licencia de conducir estatal sin dificultad. Todo cambió en 1993, cuando el estado de California, bajo el exgobernador controversial Pete Wilson, implementó una restricción que sería duplicada por la mayoría de los estados del país. Millones de personas sin documentos quedaron sin la opción de tener una licencia de conducir, condenándolos a vivir en zozobra, y sin la libertad de hacer algo tan común como ir al trabajo o llevar a los niños a la escuela sin temer un arresto.
La ironía de que la tendencia de prohibir las licencias de conducir a personas indocumentadas comenzara en el estado que ahora es considerado un bastión progresista, California, no pasa inadvertida. En ese entonces, California estaba al mando del controversial gobernador antiinmigrante Pete Wilson y la cámara legislativa no contaba con la representación adecuada de la comunidad afectada. La legislatura del estado reversó esta restricción en 2013, y luego le siguieron otros estados como Connecticut, Illinois, Maryland, Colorado, Vermont, Washington y Nuevo México entre otros. Hoy, un total de 12 estados les otorgan licencias de conducir a personas indocumentadas, al igual que Puerto Rico y Washington D.C.
El derecho a obtener una licencia de conducir sin importar el estatus migratorio es un tema estatal que afecta a toda la nación, y en las últimas dos décadas también ha surgido como un tema de debate en las legislaturas en estados como Colorado –en donde la ley fue firmada recientemente por el gobernador–, Wisconsin, Massachusetts, Rhode Island y el estado de Nueva York, en donde se debate la medida conocida como la legislación Green Light, que será aprobada o rechazada esta semana.
La popularidad de estas leyes no es casualidad. Los motivos por los cuales los estados consideran necesario otorgarles la licencia a personas que no pueden comprobar su estatus migratorio son similares y tienden a orbitar en dos temas: la seguridad, tanto del conductor como de la comunidad, y el beneficio económico del estado.
En Nueva York, por ejemplo, una amplia coalición de legisladores, liderados por la representante estatal Catalina Cruz –la primera dreamer electa a su cargo–, se ha unido a líderes religiosos, activistas, sindicatos y otros aliados alrededor del estado para promover la medida en la asamblea estatal.
Se estima que más de 750,000 personas recibirán una licencia de conducir de aprobarse la ley Green Light. Quienes apoyan la medida apuntan que hará las calles más seguras, ya que estos conductores estarán más equipados para conducir con seguridad, tendrán más conocimiento de las leyes de conducir al aprobar su examen de tránsito, y sus autos serán inspeccionados y asegurados de acuerdo a la ley.
En el estado de Connecticut, en donde se aprobó la medida en el 2015, un estudio reveló que su implementación redujo el número de accidentes denominados “hit and run” y también disminuyó el número de infracciones por no traer licencia de conducir.Otros puntos que argumentan en Nueva York es que mejoraría la relación entre las agencias de ley y la comunidad inmigrante, ya que tener una fuente de identificación les daría la confianza a las personas para reportar un crimen o fungir como testigos en casos criminales. Por último, apuntan al beneficio económico que esta medida otorgará al estado, que recibiría un pago único de 27 millones de dólarespor la expedición de las licencias y la venta adicional de carros de acuerdo con el Instituto de Política Fiscal.
Sobran los motivos para aprobar esta medida, pero cabe mencionar uno que considero de mayor importancia: otorgarle la licencia de conducir a personas sin documentos es tener conciencia del bienestar de todo ser humano. Es inhumano permitir que estas personas vivan con miedo al salir a trabajar o a dejar a sus hijos a la escuela por no tener una licencia de conducir.
A medida que la istración Trump hace todo lo posible por denigrar a los inmigrantes, es crítico apoyar medidas que ayudan a esta comunidad, no importa cuán pequeña que sea la acción. En este caso, los legisladores de Nueva York tienen la magna oportunidad de apoyar la legislación Green Light y, de esta manera, cuidar de todos sus constituyentes. La asamblea del estado ya aprobó la medida y ahora será considerada en el senado. Esta es una oportunidad para que el senado, cuya mayoría es demócrata, apruebe la ley Green Light y mejore las vidas de cientos de miles de personas y de la comunidad entera. Por favor, no la desperdicien.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.