La pérdida de la visión no ha impedido que estos artistas sigan haciendo su trabajo: les ha dado una nueva forma de ver las cosas

¿Es posible que quedarse ciego resulte en nuevas maneras de ver? Eso es exactamente lo que sugiere el cineasta Rodney Evans en su nuevo trabajo documental titulado 'Retratos de visión', en donde no solo incluye su experiencia sino la de otros artistas que han atravesado experiencias similares a la suya: quería entender lo que han experimentado quienes han perdido una parte o por completo la visión. Y recibir sus consejos.
"Creo que siempre he hecho películas acerca de las cosas que más me ha dado miedo afrontar", asegura Evans en el trailer del filme.
Todo comenzó con una visita al oftalmólogo. Allí recibió la noticia de que tenía una condición rara de la vista llamada Retinitis pigmentaria, que le ocasionaría que gradualmente se fuera quedando más y más ciego. Empezó a ver cada vez menos cuando todavía estaba en sus 20. Para él, esa fue otra razón para sentirse diferente. Como hombre negro y gay ya había tenido que lidiar con el racismo y la homofobia, por lo que ahora se sumaba un argumento más para ser discriminado. Aún así quiso continuar haciendo películas.
"Una buena parte de nuestra audiencia debe estarse preguntando cómo es que sigues haciendo filmes si apenas puedes ver, ¿cuánto puedes ver exactamente?", le preguntó a Evans la periodista Terry Gross durante una reciente entrevista para el programa de la radio pública de EEUU (NPR), Fresh Air. "Tengo 9% de visión en un ojo y 8% en el otro", contestó. Y fluctúa: a veces es más o menos, pero es general es como 20% de visión. Es bastante localizada en el centro. La enfermedad básicamente destruye tu visión periférica, la visión nocturna es mínima. Pero sí tengo una visión central clara: la suelo describir como mirar por un telescopio, una especie de túnel", explicó.
Además de mostrarse él como personaje, el documental también recoge las historias de la bailarina Kayla Hamilton, el escritor Ryan Knighton y el fotógrafo John Dugdale. ¿Qué tienen en común? Todos ellos, según Evans, "están motivados por el poder del arte para curar y transformar".
Hamilton recuerda una mañana en la que no fue capaz de leer los nombres de las estaciones del metro. "Obviamente estaba aterrorizada", pero luego se preguntó: "¿Cómo puedo usar mi arte como una forma de compartir lo que sea que esté experimentando?".
El hecho de no tener visión en su ojo izquierdo le genera retos a la hora de bailar junto a un compañero, pero como el baile se potencia por el sentimiento, ella ha seguido adelante. E incluso se ha dedicado a luchar contra los prejuicios y las ideas preconcebidas con una pieza de performance en la que le pide a cada miembro de la audiencia que use un parche para taparse uno de los ojos, según lo asegura esta reseña publicada en el diario The New York Times.
Para Knighton, quien ha continuado trabajando como escritor a pesar de su limitación visual, reflexiona también sobre el tema en el trailer. Dice: "Cuando enfrentas por primera vez la idea de que vas a perder la vista, se siente como un punto final. Sabes que vas a a este lugar llamado "ceguera" y allí te quedas. Pero lo cierto es que también hay algo en ese otro lado, un punto de vista distinto. Entendí que la ceguera no era algo que yo debía evitar, sino el lugar desde el que yo debería mirar".
Dugdale, el fotógrafo, recuerda el comentario que le hizo su mamá al salir del hospital: "Oh mi amor, estábamos tan orgullosos de tu carrera". Y él pensó: "¿Estábamos? ¿Qué te hace pensar que no tomaré más fotografías?". La pérdida de visión para ellos significaba el fin, pero no para él.
Y ese es precisamente el objetivo de la película: alterar tu percepción de lo que es lógico y esperado. Como bien lo escribió la publicación especializada Hammer to Nail, "no es una película sobre la pérdida y la desesperanza, sino sobre la celebración de lo que es posible".
No son los únicos
Justamente el pasado fin de semana el programa 60 Minutes de CBS también se refirió a una historia similar: la del arquitecto que se quedó ciego y ahora piensa que, de hecho, su trabajo es mejor que antes.
A los 45 años le diagnosticaron un tumor en el cerebro. Para ese entonces era un profesional exitoso, ávido ciclista, con una esposa y un niño de 10 años en las afueras de San Francisco. Se sometió a cirugía y se lo retiraron con éxito, pero perdió por completo la visión. Y no se detuvo.
¿Cómo lee y dibuja diseños sin ver? Muchos amigos siguen diciéndole que lo que le ocurrió fue el peor escenario posible y que no podían imaginarse nada peor. "Pero rápidamente me di cuenta de que el proceso de creación es intelectual. Es cómo piensas. De modo que solo necesitaba nuevas herramientas". En el reportaje explica con ejemplos de qué se tratan.