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La istración para el Control de Drogas (DEA)

Un fiasco de la DEA: la historia por dentro de una operación de la que la agencia antidrogas se quiere desmarcar

La muerte de un tripulante en altamar enturbió una operación encubierta de la DEA. La agencia negó a la justicia española cualquier participación. El principal informante de la infiltración cuenta por primera vez los motivos del fiasco y denuncia la injusticia con el personal que colaboró.
Publicado 1 Oct 2024 – 02:53 PM EDT | Actualizado 1 Oct 2024 – 05:47 PM EDT
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Sentado en un sofá con una pistola en la mano el secuestrador serbio Petar Tomasevic presintió el peligro al momento en que dos tripulantes del remolcador Sea Paradise irrumpieron en el puente de mando, recuerda el contramaestre del barco. A esas horas de la madrugada se suponía que los hombres debían estar en sus puestos de rehenes.

Al llegar al lugar el maquinista arrojó ácido de batería al rostro del serbio mientras que el alto y fornido cocinero haitiano Jasmin Pierre-Saint trató de quitarle el arma golpeándole la mano con un hacha pequeña que estaba en el puente de mando.

El ácido no neutralizó al secuestrador quien se quitó de encima a Pierre-Saint con dos tiros, según declaraciones judiciales.


El maquinista nicaragüense salió ileso, pero Pierre-Saint bajó mal herido la escalera al segundo nivel y se desplomó frente al baño del comedor. Momentos después murió. Tenía 38 años.

A punta de pistola Tomasevic enrumbaba el barco hacia aguas portuguesas donde de una banda internacional de narcotraficantes recogerían unos 2,000 kilos de cocaína que llevaba a bordo, según testimonios de la tripulación. El valor de la droga en las calles podría llegar a unos 78 millones de dólares.

Una lancha patrullera de Aduanas de España con especialistas de la Policía Nacional a bordo interceptó la embarcación a unas 25 millas de la isla española de Santa Cruz de La Palma y logró que Tomasevic se entregara. Los ocho de la tripulación fueron arrestados e indiciados por narcotráfico en Tenerife, parte de la comunidad autónoma de las Canarias. El serbio está siendo procesado además por homicidio.

La muerte de Pierre-Saint en noviembre de 2023 fue el giro fatídico de una operación encubierta de la cual la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) está tratando de deslindarse ante la justicia española, pese a las evidencias de que una oficina de la entidad coordinó el operativo desde antes de que el remolcador zarpara de República Dominicana el 13 de octubre de 2023.

Con la operación se pretendía infiltrar una poderosa organización del narcotráfico en Europa dirigida por un albanés de quien solo se conoce su apodo: El Papa.

Univision Investiga entrevistó a un veterano informante del gobierno de Estados Unidos que por primera vez cuenta cómo coordinó el operativo con la DEA y los motivos del fiasco.

Jorge Velásquez “El Navegante”, quien pasó a la historia del narcotráfico en Colombia por haber propiciado la ubicación y muerte de José Gonzalo Rodríguez Gacha, El Mexicano, uno de los grandes cabecillas del Cartel de Medellín, dijo que la DEA pretende “lavarse las manos” a costa de la inocencia de los tripulantes, la mayoría latinoamericanos.

“Me parece lo más sucio que he visto yo en tantos años que llevo trabajando con la oficina”, dijo Velásquez residente de Estados Unidos. Velásquez sostiene que no ha afrontado cargos de narcotráfico en el pasado. En España no ha sido acusado.

El Navegante aseguró que aportará al expediente pruebas de que la agente de la DEA Lorena Jiménez, asignada a la Fuerza Especial del Corredor del Atlántico de esa agencia en Puerto Rico, coordinó el operativo desde mediados de 2023 hasta la captura de Tomasevic el 11 de noviembre.

Dentro de este bloque probatorio que compartió con Univision hay numerosos mensajes de un chat en el que Jiménez imparte órdenes, planifica y celebra acciones del operativo, e incluso organiza un plan de seguridad al enterarse de que Velásquez podría ser secuestrado en República Dominicana por órdenes de El Papa.

Una de las pruebas que Velásquez mostró a los reporteros de Univision para respaldar su argumento de que la DEA tenía control del operativo es un mensaje del chat en el que la agente Jiménez informa que se comunicó con el capitán de la embarcación Eduardo Ingar.

“Me llamó el capitán!, escribió con signo de exclamación el 8 de noviembre de 2023 una persona que se identifica en la conversación como DEA SA Lorena Jiménez PR. La abreviatura SA significa agente especial en inglés. PR es Puerto Rico.

Ingar confirmó a Univision que hizo esa llamada desde el remolcador con un teléfono satelital y a petición de Velásquez.

“Lorena Jiménez me contestó y me dijo gracias por llamarme, yo estoy a cargo de esto, cualquier cosa, usted se comunica conmigo y voy a estar al tanto”, recuerda el capitán que le dijo Jiménez.

Velásquez agradeció a Jiménez la comunicación con el capitán.

“Me alegra que ellos estén más seguros de con quien están”, escribió.

La comunicación de Jiménez y el capitán, días antes del secuestro de la embarcación fue clave de acuerdo con El Navegante porque se despejaron las dudas que había planteado la tripulación sobre la participación de la DEA en el operativo.

Los marineros mercantes declararon a Univision desde una penitenciaría de Tenerife que habían actuado pensando que estaban del lado de la ley pese a que no tenían ningún tipo de acuerdo escrito con la DEA.

Según El Navegante todos ellos sabían que estaban colaborando con la entidad del gobierno e hicieron lo que estuvo a su alcance para boicotear la entrega de la droga a la organización criminal.

“Aquí el señor fiscal nos está tratando como los peores delincuentes, los peores asesinos, los peores mafiosos y narcotraficantes, cosa que no lo somos porque lo que estábamos haciendo era un bien para para la sociedad”, dijo Manuel Montalbán un soldador nicaragüense miembro de la tripulación.

Otros señalaron que ya habían participado con Velásquez en este tipo de operativos sin ningún inconveniente.

La DEA ha presentado a la justicia española una versión completamente diferente. En respuesta al Juzgado Central de Instrucciones número 5 la agencia aseguró en diciembre pasado que “no es responsable de la embarcación Sea Paradise ni de la sustancia estupefaciente encontrada a bordo de la misma”.

Basándose en esa información y en el hecho no disputado de que ninguno de los tripulantes tenía un acuerdo de cooperación con la agencia, el fiscal del caso concluyó que el argumento de inocencia carece “del más mínimo apoyo probatorio”.

En los chats en poder de Velásquez participaba esporádicamente otra persona que se firmaba como Douglas y que según él es agente de la DEA. También lo hizo otro informante.

La DEA no ha respondido a varias solicitudes de entrevista y dos cuestionarios enviados por Univision. Velásquez mostró a Univision la constancia de una queja que presentó contra la agencia ante la Oficina del Inspector General del Departamento de Justicia (OIG, por sus siglas en inglés).

La OIG no ha respondido, informó Velásquez.

Roque Esteban García, abogado de Tomasevic en Canarias, dijo a Univision que la participación de su cliente en la muerte del tripulante y el secuestro de la embarcación no está probada.

“Nosotros negamos rotundamente que Petar haya disparado y que haya tenido ni siquiera esa arma en la mano”, dijo García. “Existen versiones totalmente contradictorias acerca de este supuesto hecho. Los demás involucrados dieron versiones totalmente dispares”, dijo.

Según García, Tomasevic era un tripulante más que viajaba a España en busca de trabajo.

Pese a que es común que las autoridades se ufanen de grandes incautaciones de droga a las pocas horas de asestar el golpe, el comunicado del cargamento de más de dos toneladas del Sea Paradise se produjo en marzo, tres meses después de la confiscación. La policía española explicó en el comunicado que la demora se debió al “secreto sumarial”.

El señuelo

Durante más de 30 años de experiencia como informante, Velásquez desarrolló un señuelo náutico para atrapar narcotraficantes. Dice que pocas veces le falló. La trampa consistía en fijar un lugar de encuentro en el Caribe donde los proveedores de la droga enviaban la mercancía en lanchas rápidas para ser transbordada a la embarcación nodriza que estaba bajo su control.

Se suponía que el barco seguía su curso a Europa o África con la droga, pero en ese punto llegaban al lugar fragatas en forma sopresiva, lanchas patrulleras y helicópteros de Estados Unidos o de Colombia que incautaban la cocaína y hacían los respectivos arrestos.

En el caso del remolcador, por insistencia de la DEA, se decidió que la travesía debía continuar a Europa, según El Navegante. Velásquez contó que a principios de 2023 un bróker de droga colombiano le propuso el envío de por lo menos 2,000 kilos de cocaína a las islas Azores en Portugal para ser entregadas a la organización de El Papa. El informante aceptó la propuesta

Velásquez relata que con un adelanto que le dio el dueño de la droga compró por 820 mil dólares un remolcador de 45 metros de eslora y 13.7 de manga de bandera boliviana y fabricado en Canadá en 1973.

Lo primero que le exigió El Papa fue que cambiara la bandera a panameña por la connotación de país narco que tiene Bolivia, según comentó. Así se hizo.

Velásquez no recuerda con exactitud cuando notificó a la DEA de Puerto Rico del inicio de la operación. La fecha más precisa que guarda en su celular es el 20 de julio de 2023 cuando Lorena Jiménez, la agente de la DEA, creó el chat “DR bote con 4”. DR son las siglas en inglés de República Dominicana.

Ese día Jiménez, quien parece dominar el inglés y el español, este último con algunas faltas, escribió: “Este chat vamos a usar para coordinar el viaje que estamos cuadrando”.

En el chat de WhatsApp la agente se refiere a Velásquez como Nave, diminutivo de Navegante. Los diálogos reflejan que Jiménez está siempre dispuesta a escuchar las opiniones del informante de 70 años. En algunos casos Jiménez utiliza el emoji del brazo musculoso para celebrar algunas de sus propuestas.

Velásquez sostiene que informó a la agente de la DEA de todos los dineros recibidos de los narcos. De hecho, Jiménez se refiere en el chat a transferencias de fondos a El Navegante y pide cuentas de sus gastos.

El 10 de octubre, por ejemplo, Jiménez le preguntaba a Velásquez: “En dinero de los 74400 que se pagó ya - lo transfiero ahora a nave? O qué con eso entonces? Por favor”.

Mientras mostraba documentos de transacciones bancarias, Velásquez explicó a Univision cómo funcionaba la contabilidad de la operación: los narcos le enviaban el dinero a una empresa que él presentaba como un negocio suyo de lavado de dinero, aunque en realidad era una sociedad de papel creada por la DEA. Del dinero recibido de los narcos, la agencia le enviaba sumas dosificadas al informante a través de cuentas bancarias de empresas a nombre suyo.

Con ese dinero, explicó Velásquez, pagó los gastos de remodelación del remolcador y la nómina de los tripulantes que sumaba unos 23,000 dólares al mes. A través de este sistema que pasaba por la DEA cubrió los sueldos de los tripulantes durante ocho meses, agregó.

La espera

Velásquez tenía su centro de operaciones en un apartamento de Santo Domingo, República Dominicana, donde trazaba las rutas del remolcador en cartas de navegación tradicionales orgulloso de “hacerlo a la antigua” aunque conectado a una base de datos comercial que transmitía en tiempo real la localización y desplazamiento de la embarcaciónen.

El Navegante sostuvo que se gastó miles de dólares en la instalación de los mejores equipos de comunicación en el Sea Paradise.

Gilberto Medina, un inspector naval de origen cubano establecido en Bocachica, República Dominicana, se encargó de la contratación de la tripulación lo que incluyó la verificación de sus antecedentes, según explicó a Univision.

“Ninguno de ellos ha tenido nunca antecedentes penales. Nunca han sido sancionados en un barco por indisciplina”, explicó Medina a Univision.

Por petición de Velásquez, Medina también tramitó los papeles de tripulante de Tomasevic quien representaba a El Papa en el remolcador, según lo consigna la investigación penal en España. Mientras zarpaba el Sea Paradise, el emisario serbio se instaló en un modesto yate que Medina tenía anclado en la marina de Bocachica.

Medina lo recuerda como un tipo taciturno que durante la prolongada espera de la partida del remolcador se dedicó a asolearse en la cubierta del yate, se daba chapuzones en el mar y “hablaba todo el día por celular” en serbio. No entendía español y su inglés era limitado, recuerda. El inspector naval no descarta que el serbio de 45 años de contextura atlética tuviera entrenamiento militar. En esto coincidieron los de la tripulación.

La organización de El Papa también envió a Santo Domingo a un albanés de 41 años conocido con el alias de Fran y quien estaba viviendo en Cali, Colombia. Sería la sombra de Velásquez. Según El Navegante, Fran estuvo a punto de suicidarse lanzándose de un apartamento de un edificio de Santo Domingo cuando la operación se le salió de control a El Papa. Le dijo que presentía que matarían a su familia en España.

Ernesto Alonso, de Cuba y con pasaporte español, fue contratado como capitán del remolcador junto con el peruano Eduardo Ingar; Osvaldo Zulueta, también cubano, como ingeniero jefe y Ramón Ocampo como maquinista. Justiniano Valle, un ex albañil boliviano que conoció el mar de adulto y se convirtió en el mejor navegante, según Medina, ocuparía la posición de contramaestre. Giovany Melgar, de Bolivia, el timonel y de aceitero el haitiano Chanel Antoine.

Como la presencia de un remolcador en medio del Atlántico podría causar sospechas, Velásquez adquirió un tanquero abandonado en un muelle de Calderas, República Dominicana, y se inventó la historia de que lo remolcaría hasta a Egipto para repararlo.

La partida

El 13 octubre zarpó del puerto de Barahona el Sea Paradise remolcando el decrépito tanquero Khaleesi. Tomasevic, quien no parecía tener experiencia en navegación, tomó uno de los camarotes del remolcador donde trató de sobrellevar el mareo de principiante, según los testimonios. En algún lugar del barco escondió un arma, señala la investigación. El capitán reportó buen tiempo.

Roque García, abogado de Tomasevic sostuvo que su cliente “siempre había trabajado como marinero” y que si se sintió mareado fue por el “mal del marinero” que sufren navegantes de experiencia por lo que se entiende que también “haya azafatas que se marean”.

A la pregunta de por qué tomó una embarcación que demoraba varias semanas para llegar a España a buscar trabajo en lugar de viajar por avión, respondió que fue “una opción” que le ofrecieron.

“Él no tiene ni antecedentes penales, ni preparación militar, ni tiene conocimiento de armas, ni tiene absolutamente nada de lo que se ha dicho a lo largo de la instrucción en curso”, explicó García.

Dos días después de que ambas embarcaciones arribaron a unas 100 millas de la isla de Aruba, en el Caribe, recibieron dos toneladas de cocaína en lanchas rápidas que habían salido de la frontera norte de Colombia y Venezuela.

Algunos de tripulantes que habían acompañado a Velásquez en otras operaciones se quedaron extrañados, explicaron, pues suponían que en ese punto la DEA y los guardacostas de Estados Unidos harían su aparición sorpresiva para incautar la droga y arrestar a Tomasevic y a los lancheros.

Lo único que vieron fue un dron, recuerda Montalbán.
“Le pregunté al capitán y me dijo que ese dron era de la DEA, que ellos nos estaban siguiendo paso a paso lo que nosotros íbamos haciendo”, agregó el soldador.

Valle, el contramaestre, explicó que Velásquez le dijo que la droga no iba a subir a bordo porque se aplicaría el método de siempre.
“Es que el objetivo para ellos [la DEA] no era lo que yo planifiqué al principio quedarme allí, sino que se presentó algo más importante, tratar de llegar a los dueños de la mercancía, a los jefes”, explicó Velásquez.

El huracán Tammy y un accidente retrasaron la ruta del remolcador. Un joven tripulante del Khaleesi estuvo a punto de perder un dedo cuando se le quedó atascado en el mecanismo de la grúa en medio de la operación de descargue de los 57 paquetes de cocaína. La herida se le empezó a gangrenar.

“Y el chico del dedo está muy mal?, preguntó la agente Jiménez a El Navegante en el chat.

Velásquez recuerda que El Papa le dijo que lanzara al joven al mar para no demorar el viaje. El tripulante fue enviado por El Navegante a República Dominicana donde la madre del muchacho lo salvó de que la amputaran el dedo aplicándole hierbas y remedios caseros.
Con la excusa del incidente Velásquez decidió deshacerse del barco.
“Era un estorbo”, comentó.

Aceptado el pretexto por El Papa, la droga fue transbordada al remolcador a la vista de todos los tripulantes.

La embarcación siguió su curso hacia unas coordenadas cercanas donde recibiría otros 2,000 kilos, pero la operación se abortó. El Papa sospechaba que había autoridades al acecho.

Tras el fracaso de la segunda entrega el remolcador continuó hacia Europa. El 9 de noviembre, un día antes de que la agente Jiménez le comunicara al capitán del Sea Paradise que la DEA estaba a cargo de la operación, el agregado de la agencia en la embajada de Estados Unidos en Madrid, Dustin Harmon, envió un oficio a la Unidad de Drogas y Crimen Organizado de la policía española describiendo lo que llamó una “investigación propia” de ese organismo.

Explicaba Harmon que la DEA tenía conocimiento de que una organización internacional estaba intentando introducir 2,000 kilogramos a España pero que en vista de que una segunda embarcación no podía recoger la droga, la “organización receptora está buscando soluciones para la introducción de la cocaína en España para lo cual sería posible desarrollar una operación encubierta”.

La DEA invitó a la policía española a participar en una “entrega controlada”, una operación en la cual las autoridades vigilan y permiten el movimiento de droga hasta que llega a manos de los receptores.

No es claro si el gobierno de Estados Unidos anunció la operación al de Españacon con suficiente anticipación. Un ex agente de la DEA consultado por Univision Investiga y quien pidió no ser identificado para no afectar sus relaciones con el organismo, explicó que en este tipo de operaciones internacionales el protocolo exige que se informe con tiempo a los gobiernos involucrados.

“Notificar a otro gobierno en medio de una operación no creo que sea lo correcto”, dijo.

Choque de rutas

Dos rutas disímiles que serpenteaban por la carta de navegación de El Navegante empezaron a crear tensión en el Sea Paradise mientras que remontaba el Atlántico rumbo al Mediterráneo. Una, ordenada por El Papa, apuntaba a las islas Azores en Portugal, la otra que la había impuesto la DEA, terminaba en Islas Canarias, España.

La tripulación recibió la orden de Velásquez de que trataran de engañar a Tomasevic con el curso de la embarcación que a fin de cuentas no sabía de navegación. El problema es que en algún lugar del mundo El Papa seguía milla a milla la trayectoria del GPS del remolcador y sabía que se estaban burlando de sus órdenes.

“Es una vergüenza lo que hacemos hermano, haz que sigan nuestras órdenes… No pueden cambiar de rumbo”, le escribió el capo a Olafo, el nombre de combate de Velásquez en el chat con la organización.

Los maquinistas redujeron la velocidad con el falso pretexto de que los motores se recalentaban. Los capitanes continuaron con la ruta exigida por la DEA hasta que Tomasevic se presentó en el puente de mando alrededor de las siete de la noche del 10 de noviembre y le puso una pistola en la sien derecha al capitán Ingar, según la declaración del tripulante a la justicia y a Univision.

“Me agarró del cuello y me dijo tranquilo que no va a pasar nada. Ahora llama a todos que suban al puente”, recuerda Ingar.

De acuerdo con testimonios aportados a la investigación judicial los ocho tripulantes subieron y escucharon la misma amenaza del serbio -que los iba a matar a todos si no obedecían- pero agregó una propuesta menos violenta: dijo que estaba dispuesto a pagarles a todos 30,000 dólares, oferta que subió en minutos a 60,000, si colaboraban con el rumbo del remolcador.

Los tripulantes dijeron que la rechazaron. Al descender del puesto de mando, cinco de ellos se escondieron en el servomotor, un laberíntico rincón de máquinas en las profundidades de la popa, no sin antes haberle dado la mala noticia a Velásquez a través de un teléfono satelital.

En República Dominicana, El Navegante estaba lidiando con otra crisis. Fran, el delegado de El Papa en la isla, le dijo que su familia sería asesinada por su jefe si no lograba convencerlo de que cambiara el rumbo del remolcador.

El chat de El Navegante está lleno de súplicas e insultos de Fran para que ceda a la petición de El Papa. En un momento le dijo que prefería suicidarse a que le mataran a su esposa y sus hijos en Europa. Velásquez conserva un video en su celular en el que supuestamente Fran le muestra el ventanal desde el que planeaba lanzarse mientras le implora sollozante que lo escuche.

Fran no se suicidó. Luego de que el Sea Paradise quedó bajo control de Tomasevic, Velásquez comenzó a sospechar que El Papa le había ordenado secuestrarlo. Cuando Velásquez compartió su presentimiento con la DEA, la agente Jiménez abrió un nuevo chat dedicado a comunicar las medidas de seguridad que se tomarían para proteger a su informante en Santo Domingo. La agente se refiere a Fran como Frank.


En uno de los mensajes, previos a una reunión de El Navegante con Fran, la agente le pide que se tome un selfi para enviárselo a policías locales y a su gente en esa capital. Jiménez no oculta su preocupación y solidaridad con Velásquez.

“Antes de ir con Frank avísame donde y a qué hora para poder tener tiempo de avisarle a mi gente”, escribió Jiménez.

Velásquez sostiene que la situacion del remolcador llegó a un punto en el que consideró que Tomasevic debía ser neutralizado. La tripulación ya había intentado sin éxito dormir al serbio poniéndole un somnífero en un jugo. Jiménez lo sabía, según lo mostró El Navegate en su celular.

“Ya Peter comió la medicina”, escribió en un mensaje la agente de la DEA Jiménez.

Cadáver al mar

El único grito que se escuchó cuando Tomasevic disparó al cocinero haitiano fue el del serbio quejándose del ardor del ácido sulfúrico del líquido de la batería, relató Valle a Univision.

Velásquez informó a la agente de la DEA: “Peter mató a Jasmine por favor respondan”.


El abogado de Tomasevic alega que a la única persona a la que se le realizó la prueba de balística fue a su representado.

“La misma dio negativa, es decir, no existían restos biológicos acerca de un disparo”, explicó. “Petar era un conejillo de indias, como llamamos aquí en España, que lo han colocado en el ojo del huracán”.

El primero en toparse con el cuerpo agonizante de Pierre Saint fue su coterráneo, Chanel Antoine. Lo encontró tirado cerca al baño.

“Yo comencé a sacudirlo y llamarlo por su nombre. ¿Qué dice Jasmín, Jasmín no relajes (no bromees)? Y él no me responde, solamente me hace una bulla pequeña y dice ¡ahh! Y ahí me siento mi mano un poco pegajosa. Y cuando miro mi mano ahí yo vi sangre”, relató Antoine. “Y vi que en el brazo derecho había un orificio, un hueco de bala. Y yo levanta el poloche (suéter) de él, y ahí encontré otro hueco. Entonces yo decía wow, se murió Jasmín”, agregó.

Horas más tarde Valle se encontró con el cadáver y se lo informó a Tomasevic quien le ordenó que lo arrojara al mar, recordó el contramaestre boliviano.

“Haití, big, Haití big”, le respondió el tripulante al serbio para explicarle que no podía arrastrarlo la cubierta sin ayuda. El tripulante recuerda que no podía controlar el temblor de sus piernas del pavor que sentía.

Valle declaró que Tomasevic bajó armado y le ordenó que lo tomara por los pies mientras que él lo arrastraría de la cabeza. Entre ambos sacaron el cuerpo a cubierta.

El serbio le ordenó a Valle que trajera una de las pesas que usaba para ejercicio, pero el estaba bajo llave. Entonces Tomasevic, explica el tripulante, le dijo que arrimara uno de los grilletes del barco, una especie de eslabón metálico que se utiliza para conectar cadenas y aparejos. Valle ató al cuerpo de Pierre-Saint una soga y al otro extremo el grillete de unos 25 kilos.

“Amarré el cabo de la cintura y amarré el grillete y de ahí lo pusimos en el francobordo y ahí mismo cayó el grillete que arrastró el cuerpo hacia el mar”, agregó Valle. Tomasevic lo obligó a limpiar la sangre.
Mientras lo hacía escuchó un disparo. Según Valle el serbio, que no separaba el dedo del gatillo de la pistola, la había percutido involuntariamente causándose leves heridas en la pierna con esquirlas de una escalera de metal.

El capitán Ingar sostiene que Tomasevic le ordenó dirigirse a unas coordenadas donde sus cómplices recogerían la droga y para que no insistiera en desviar la ruta le mostró una fotografía de familiares suyos advirtiéndole que si no obedecía correrían peligro.
“Nosotros conocemos a tu familia, conocemos la familia de todos, me dijo. Y así que tienen que colaborar con nosotros”, relató Ingar a Univision.

Los tripulantes entendieron que los narcotraficantes recogerían la droga y los matarían a todos ellos para no dejar testigos.
“Bajen máquinas, ahora la prioridad es la tripulación”, escribió la agente de la DEA Jiménez en el chat con Velásquez.

El navegante respondió: “Si bajan [la velocidad de las máquinas] morirá otro más, es la advertencia del secuestrador”.
“Pues que rompan el motor de alguna manera”, ordenó Jiménez.
Velásquez dijo que no transmitió esa orden.

El siguiente comentario de la agente, a las 9:12 de la noche, hora Dominicana, lo dejó sorprendido, recuerda.
Jiménez escribió: “Si hablas con ellos recuérdales que no saben nada”.

Con esa frase, explicó El Navegante, la DEA empezó a marcar distancia de la operación.

“Lo que ella me pide es que les diga a ellos que no digan que esta era una operación de la DEA”, dijo Velásquez.

Policía vs. Narcos

En este punto comenzó una carrera contra el tiempo entre los narcotraficantes que se dirigían a recoger la droga y la policía de España que pretendía interceptar al remolcador.

Antoine se había apostado en un lugar de la grúa del Sea Paradise desde el cual podía seguir los movimientos de Tomasevic en el puente de mando sin que este lo viera. En medio de la noche, recuerda, le llamó la atención una luz verde que titilaba por el costado de la popa muy cerca a la bandera del buque. Bajó a cubierta, se acercó a la luz y descubrió que se trataba de un GPS que Tomasevic había ocultado y que permitía a los narcotraficantes localizar en forma precisa y actualizada el Sea Paradise. El capitán arrojó al mar el aparato.

La DEA informó del secuestro a las autoridades españolas 24 horas después de ocurrido según un reporte consignado en el expediente judicial. La policía española, que ya había recibido el primer oficio de la embajada estadounidense alertando de la presencia de la embarcación y la invitación a participar en una entrega controlada, se preparaba para salir a su encuentro. Pero ahora, con la novedad del secuestro debió embarcar a personal especializado en manejo de rehenes lo cual atrasó la salida.

El 11 de noviembre la embarcación Condor de Aduanas zarpó de Santa Cruz de la Palma. A 30 millas al norte de la isla alrededor de las siete de la noche, los policías ubicaron el remolcador.

Al divisar el Condor Tomasevic le preguntó al capitán Alonso, que había reemplazado a Ingar, si tenía información de la embarcación. Alonso lo engañó diciéndole que era una draga. Desconfiado el serbio preguntó a su gente en altamar que significaba “Aduanas”, la palabra que alcanzó a leer en el costado de la patrulla que se acercaba.

Enterado de la traducción se empezó a desnudar frente a los dos tripulantes del puente de mando, se cambió de ropa y lanzó al mar la muda que llevaba junto con el arma y el teléfono satelital, según el relato del personal en el puente de mando.

Desde el otro teléfono satelital, el capitán Alonso les informó a los policías españoles que estaban escondidos en el servomotor con cuatro tripulantes más y que otros tres habían sido encerrados en sus camarotes. Tomasevic estaba en la proa.

Cambio de versión

Los tripulantes y Tomasevic fueron arrestados y transportados a Tenerife.

En declaraciones manuscritas y verbales ante el juzgado, los tripulantes insistieron en que la operación estaba a cargo de la DEA y que colaboraron con la agencia a través de Velásquez durante toda la travesía por lo que resultaba improcedente que fueran acusados de narcotráfico. Solo uno de ellos dijo que se había enterado de que la droga iba en el remolcador cuando ya lo había abordado.

La DEA se deslindó inmediatamente de la operación. En una respuesta del 14 de noviembre informó a la justicia española que no consta registro de colaborador de ninguno de los tripulantes y que no es responsable del Sea Paradise ni de la cocaína abordo.

Velásquez ite que los tripulantes no tenían ningún acuerdo directo con la DEA, pero afirma que está dispuesto a demostrar que cooperaron desde el primer día. Cooperación de la que fue testigo todo el tiempo la agente de la DEA Jiménez, agregó.

El argumento de la cooperación de los tripulantes no ha tenido ningún efecto en el proceso penal de España. El juzgado incluso ha ido más lejos. Sin citar casos específicos, el auto de procesamiento de abril afirmó que los tripulantes “formaban parte de un conglomerado delictivo que tenía por objeto, de manera continuada y estable, el transporte de grandes cantidades de cocaína desde Sudamérica a España”.

Los tripulantes aseguraron a Univision que no han sido acusados de narcotráfico en ninguna parte del mundo.

A las pocas semanas de comenzar el proceso judicial dio un sorpresivo giro. Varios de los tripulantes trataron de exonerar a la DEA de responsabilidad en la operación declarando que no estaban seguros de si la agencia era la “autoridad competente” a cargo.

Velásquez asegura que los tripulantes recularon siguiendo instrucciones suyas. Según él la DEA se lo pidió, a través del otro informante que participó en la operación. A cambio de eximir a la DEA, la agencia prometió, indicó Velásquez, que buscaría una solución diplomática para la liberación del personal.

La promesa no se cumplió, explicó El Navegante, y los tripulantes continúan procesados.

“Ellos [la DEA] me abandonaron y abandonaron a mi gente. ¿Y qué quieren que haga? ¿Que me quede callado y abandone ocho hombres allá tirados?, se preguntó Velásquez “No, no puedo. Y no me voy a quedar quieto hasta que no me callen”.


Las reporteras y productoras de Univision Investiga Margarita Rabin, Mónica Romero, Verónica Guzmán y Fernanda Valdivia contribuyeron con este reportaje.

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LOS MARES SECRETOS DE 'EL NAVEGANTE'

El colombiano Jorge Velásquez, que lleva más de 30 años infiltrándose en el crimen organizado, dice que abandonará el oficio decepcionado por el manejo que le dio la DEA a la operación del Sea Paradise.

Por GERARDO REYES


A finales de la década de los ochenta, los dos grandes carteles colombianos, el de Cali y el de Medellín, estaban en guerra. Se mataban entre sí y a su vez el de Medellín, al mando de Pablo Escobar, libraba una brutal ofensiva contra el gobierno de Colombia para impedir la extradición de sus a Estados Unidos.

Jorge Velásquez, un marino mercante del Pacífico colombiano, tomó partido por el de Cali y por el gobierno, y ofreció sus servicios para infiltrar la organización de José Gonzalo Rodríguez Gacha, otro de los grandes cabecillas de la banda de Medellín.

La experiencia que ofrecia tenía que ver con lo que hacía mejor: la navegación mercante.

En 2009 Velásquez le contó al autor de esta nota que logró colarse en el círculo cercano a Rodríguez Gacha luego de llevar por barco a Colombia desde Antigua un cargamento de armas que terminó en manos del ejército paramilitar de El Mexicano.

“Todo lo que hacía se lo reportaba a [el cartel de] Cali, y a tres oficiales de la policía”, aseguró el infiltrado.

Rodríguez Gacha puso su seguridad en manos de Velásquez, lo que este aprovechó para pasar información a sus jefes en Cali y a la policía de Colombia. Después de 10 meses de infiltrado logró coordinar un operativo de la policía que culminó con la muerte del narcotraficante en un paraje semirrural de la Costa Atlántica de ese país.

'El Navegante' iba en el helicóptero de la policía que persiguió a 'El Mexicano'. En la entrevista publicada en El Nuevo Herald de Miami, Velásquez puso en duda la versión oficial de que la muerte la hubiera ocasionado un disparo de un artillero desde el aparato. Él cree que el narcotraficante detonó un explosivo en su rostro después de haceruna señal desafiante.

“En ese momento Gacha me lanzó una mirada de rabia, levantó la mano, hizo pistola [gesto vulgar con el dedo índice] y se puso algo frente a la cara que explotó, era un artefacto pequeño, más pequeño que una granada, y ahí murió”, recordó Velásquez.

Con una jugosa compensación de los narcos de Cali, Velásquez salió de Colombia y continuó infiltrando a “los malos”, como se refiere a los narcotraficantes en colaboración con diferentes oficinas federales de Estados Unidos y autoridades colombianas.

Tres fuentes que se mueven en el mundo de los colaboradores federales confirmaron a Univision que Velásquez es un veterano informante de las agencias gubernamentales desde la década de los noventa.

En una entrevista para el libro Nuestro Hombre en la DEA del autor de esta nota, el narcotraficante convicto Carlos Ramón Zapata, alias 'El Médico', reconoció haber caído en una operación encubierta de Velásquez para sacar droga de Venezuela. Todas las reuniones de Ramón con 'El Navegante' fueron grabadas por agentes del Grupo 9 de la DEA, según el propio Ramón.

Velásquez, quien aprendió de navegación en su natal Buenaventura, un puerto en el Pacífico colombiano, dice que se dedicó a infiltrar a los carteles por una mezcla de adicción al peligro y al apremio de “hacer algo positivo” para la sociedad. Usó como centro de operaciones República Dominicana, Haití y Colombia.

Ser informante en su caso no es un trabajo de tiempo completo. Mientras coordina el zarpe de los buques “carnadas” para atrapar narcotraficantes, el marinero de 70 años dirige cuadrillas de obreros que trabajan en la remodelación y construcción de grandes edificios de la zona exclusiva de Brickell, el distrito financiero de Miami.

Las capturas de pantallas compartidas por Velásquez a Univision reflejan la insospechada doble vida del informante: al lado de fotografías de reparaciones inmobiliarias, recibos de compra de Home Depot y de sus hombres trabajando en la estructura de las lujosas edificaciones de Miami se ven pantallazos de los gastos del Sea Paradise, los pagos de nómina a los tripulantes y las rutas trazadas con su puño y letra en sus cartas de navegación.


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