Júpiter también tiene granizo y tormentas eléctricas, pero más letales que las de la Tierra
Una reciente misión de la NASA, descubrió la presencia de un compuesto tóxico en las tormentas eléctricas y granizo de Júpiter.
En la actualidad, la NASA tiene en órbita un radiómetro de microondas dentro de una misión llamada Juno, la cual se encarga de recabar y enviar información sobre las condiciones atmosféricas y meteorológicas de Júpiter.
Una medición reciente de Juno, reveló un misterio que las sondas Voyager pusieron en evidencia algunos años atrás: la presencia de nubes en Júpiter.
Las nubes dieron pie a la teoría de que, al igual que en la Tierra, Júpiter podría presentar los estados de la materia líquido, sólido y gaseoso.
Las investigaciones del planeta gaseoso apuntaron además, la presencia de agua en la atmósfera. Júpiter debería tener altos niveles de amoniaco; sin embargo, las mediciones eran variables y no había una respuesta certera para resolverlo.
Según las nuevas observaciones de Juno, el amoniaco tiene presencia abundante en el ecuador de Júpiter, pero desaparece en otras regiones con presiones muy profundas.
Para explicarlo, los investigadores desarrollaron un modelo de mezcla atmosférica en el que simulan la presencia de tormentas eléctricas. Allí muestran cómo la mezcla de agua y amoniaco secan la atmósfera profunda, absorbiendo gran parte del amoniaco.
En realidad, el amoniaco no desaparece del planeta, sino que se convierte en granizo mediante un proceso atmosférico.
Cuando ⅔ de agua y ⅓ de amoniaco alcanzan los -100º centígrados, se convierten en piedras exóticas de amoniaco, a las cuales los científicos llamaron ‘bolas de champiñón’.
Las bolas son muy pesadas y caen en las profundidades de la atmósfera hasta que alcanzan un punto de evaporación que el planeta absorbe naturalmente.
La formación de los ‘hongos’ está relacionada con la presencia de tormentas eléctricas, lo cual es una explicación de la variación de niveles de amoniaco en la atmósfera.
Según las investigaciones, los relámpagos se presentan en forma de puntos brillantes encima de las nubes y tienen tamaños proporcionales a la profundidad de la atmósfera.
Las observaciones anteriores, revelaron relámpagos mucho más pequeños en zonas menos profundas que provenían de regiones por debajo de los -66º centígrados, donde el agua no permanece en estado líquido.
Las nuevas imágenes de Juno dan una idea más clara a los científicos sobre los procesos atmosféricos del planeta y la formación del granizo de amoniaco.
Los hallazgos podrían ayudar a estudiar la meteorología de otros planetas (como Urano y Neptuno) y eventualmente utilizar el sistema para analizar datos de exoplanetas.
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