Las familias que comparten un hábito milenario tienen hijos que son mejores alumnos y más fuertes
Comer en familia es una de las actividades que más beneficios conlleva para sus . Es el momento de recargar energías y también, siempre y cuando sea un encuentro placentero, es una excelente oportunidad para fortalecer los vínculos.
De acuerdo al estudio Leisure Impacts on Family Interaction and Cohesion, realizado por K. Orthner y Jay A. Mancini, las actividades de ocio compartidas en familia promueven la cohesión familiar y ayuda a consolidar una identidad grupal. El impacto es beneficioso, ya que promueve la satisfacción de pertenecer a dicha familia y, por lo tanto, a la estabilidad del grupo.
Los beneficios de comer en familia
Compartir alimentos no solo promueve la cohesión familiar, también hábitos saludables a nivel físico y mental.
De acuerdo al psicólogo Edward Abramson, los beneficios se reportan en las familias que comen juntas al menos 4 veces por semana. Estas familias tienen hijos que consumen una mayor cantidad de frutas y verduras, y en general desarrollan mejores hábitos alimenticios y tienen menor riesgo de desarrollar obesidad.
Además, las conversaciones durante la hora de la comida promueven el vocabulario, incluso más que la lectura diaria (una no sustituye a la otra). Así mismo, las historias que se relatan ayudan a los más pequeños a crear un sentido de identidad y desarrollar una mayor capacidad de recuperarse ante las dificultades.
Los beneficios de comer juntos trascienden al área académica. Diversos estudios han registrado bajos índices en el consumo de sustancias, embarazos en adolescentes y depresión.
Cómo tener más tiempo para comer en familia
Las diversas actividades diarias pueden dificultar lograr la coordinación para compartir al menos una comida diaria juntos. Pero el intento lo vale. No hay ningún indicador de que el almuerzo sea mejor que la cena o el desayuno como momento de reunión. Puede ser a cualquier hora del día. Lo importante es darse el tiempo para compartir una comida, incluso puede ser solo un hábito de fines de semana.
Independientemente del número de días y comidas que se reúnan, hay aspectos que debes tomar en cuenta para que sea efectivo:
- Las comidas en familia son ocasiones para compartir experiencias, no para regañar. Si quieres aprovechar que tienes a la familia reunida, espera a que haya terminado la hora de la comida para comunicar tu mensaje.
- Es importante que quienes participen lo hagan sin distracciones. Si ven televisión o juegan con el celular no habrá oportunidad de convivir.
Comer juntos es tan importante como el tiempo que le dedican a hacer las tareas. Piensa que en la media o 45 minutos que le dedican a comer, estás ayudando a que mejoren las habilidades sociales y de lenguaje de tus hijos. Además les estás enseñando a disfrutar de forma placentera de los alimentos y les muestras con tu ejemplo que cuidarse a sí mismo es importante. Y por si fuera poco, compartes tiempo, atención y habilidades que les servirán el resto de la vida.