El pianista: los sacrificios de Adrien Brody para ganar el Oscar te conmoverán
Cuando Adrien Brody ganó el Oscar, parecía que se había quitado un peso de encima. Saltó hasta el escenario, tomó a Halle Berry (la presentadora) en sus brazos y le plantó un beso emocionado. Quien se hubiera puesto en sus zapatos, probablemente hubiera hecho lo mismo.
Brody se entregó en cuerpo y alma para interpretar a Wladyslaw Szpilman, un músico judío polaco que lucha por sobrevivir la destrucción del gueto de Varsovia en la Segunda Guerra Mundial. Llevar la vida del pianista a la pantalla grande era un reto al que el actor le añadió kilos de sacrificio para meterse en su piel y comprender cada sentimiento.
Hay quien asegura que el esfuerzo fue tal que, a pesar del innegable éxito de la película, el actor ha pasado a convertirse en una promesa no cumplida de Hollywood.
Una experiencia solitaria
Szpilman vivió los horrores del Holocausto. Lo perdió todo, un sentimiento que solo puede entender y reflejar quien lo vive, o al menos así lo pensó Brody. Para comprender a su personaje, se desconectó del mundo real.
Rompió su relación amorosa de ese momento, dejó su apartamento y vendió su coche. Se armó con solo dos maletas y un teclado para irse a Europa y prepararse para la filmación.
El director Roman Polanski hizo lo suyo para lograr que Brody diera lo mejor de sí: le obligaba a practicar en el piano por cuatro horas diarias hasta que pudiera tocar como Chopin.
Una peligrosa dieta
El actor hizo un sacrificio más: perdió 15 kilos con una dieta peligrosa durante seis semanas. Desayunaba dos huevos cocidos, un poco de pollo para el almuerzo y un poco de pescado o pollo con verduras al vapor para la cena.
Dijo Brody a una publicación:
Las secuelas
Si bien Brody se hizo con el Oscar, tal nivel de compromiso con el arte tuvo sus consecuencias:
Lo cierto es que después de tan laureada actuación, Brody ha hecho proyectos donde su actuación suele pasar por debajo de la mesa. ¿Será autoprotección?