5 momentos de las películas de Sofia Coppola que jamás olvidaremos
Femenino, sutil e íntimo son algunas de las características del cine de Sofia Coppola, que, gracias a sus personajes e historias, van a lo profundo del ser humano, sin importar la época en la que se desarrolle el film.
Gracias a un estilo en donde cada detalle es importante, es posible inmortalizar las películas de Sofia Coppola a través de encuadres impecables e inolvidables.
Recordemos algunas de las mejores escenas de las películas de Sofia Coppola:
Cecilia y la fiesta (The Virgin Suicides)
En The Virgin Suicides, las hermanas Lisbon crecen en un ambiente estricto y fuertemente católico. Además, la menor de ellas, Cecilia, ha intentado suicidarse, por lo cual el terapeuta recomienda que las chicas socialicen con personas del sexo opuesto.
Los padres de las Lisbon deciden organizar una fiesta y las hermanas mayores se encuentran entusiasmadas por el evento, lo cierto, es que Cecilia permanece inerte ante lo que está pasando. La música comienza a sonar y las chicas tratan de interactuar con los invitados hasta que les sorprende un sonido. Cecilia se había lanzado de la ventana hasta caer en una cerca puntiguda de los vecinos. Su padre es quien la encuentra.
Esta escena es desgarradora ante la mirada del padre y los gritos de la madre.
Después de karaoke (Perdidos en Tokio)
Lost in Translation es quizás la mejor película de la directora. Su argumento sencillo parte de dos extraños que se encuentran en una ciudad tan intimidante como Tokio.
Bob y Charlotte, a pesar de sus diferencias de edad y circunstancias, desarrollan una conexión especial que es notable, sobre todo, luego de una noche de karaoke cuando los dos están sentados juntos en silencio y tan solo comparten un cigarrillo.
¿Se vuelve más fácil? (Perdidos en Tokio)
En el mismo film también hay otro instante que es imposible dejar de lado y sucede cuando Bob y Charlotte están acostados en la cama hablando sobre la vida y el matrimonio, hasta quedarse dormidos.
Es una escena sublime y que muestra la unión de los personajes con un sencillo gesto: el pie de Charlotte apoyado sutilmente en la pierna de Bob.
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Fiesta real (Marie Antoinette)
Coppola retrata de manera magistral a la reina de Francia, María Antonieta, acostumbrada a lujos inimaginables. Podría decirse que el film se divide en diferentes momentos. En uno de ellos hay un despliegue de la pomposidad y extravagancia de la reina, especialmente, la escena que transcurre durante las celebraciones de sus 18 años, participa en diferentes juegos de azar. ¿El contexto? Comidas lujosas, peinados complicados y bailes sin parar.
Estéticamente, la escena es increíble.
La despedida (Marie Antoinette)
Si estas primeras escenas se caracterizan por el color y la celebración, poco a poco, podemos ver un descenso cada vez vertiginoso.
La reina sufre dos pérdidas importantes, su madre, la Emperatriz María Teresa de Austria y su pequeña hija, la princesa Sofía de Francia. Ambas situaciones oscurecen, literalmente, la vida de la monarca quien también está rodeada del descontento del pueblo francés y de los rumores de revolución.
Cuando llevan el cuerpo de la princesa para ser incinerado, Marie Antoinette avanza unos cuantos pasos como para despedir a su hija. Luego, camina por los pasillos fríos y desolados del Palacio de Versalles, asumiendo ya su propia catástrofe.
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