Carta a la mamá que no pudo amamantar a su bebé (eso no te hace una mala madre)
Pensabas que lo más complicado sería el parto, pero ahora te enfrentas a unos pechos que no producen leche y eso te hace sentir una mala madre, pues todos te dicen que el mejor alimento para tu bebé es la leche materna.
Aunque te preparaste de mil maneras para la llegada de tu hijo (te inscribiste a talleres, practicaste ejercicios y leíste muchísimos artículos especializados en Internet), la vida a veces nos demuestra que no podemos controlarlo todo.
En verdad querías amamantar a tu bebé, pero produces muy poca leche y eso te hace sentir como una 'mala madre'. En tu última visita al pediatra te dijeron que tu pequeño está bajo de peso y sentiste que era tu culpa.
El médico diagnosticó mastitis y te recetó un medicamento que te impide darle pecho a tu bebé. Pero eso te da miedo, pues has escuchado muchas cosas alarmantes de los pequeños que no toman leche materna.
Sientes miedo y culpa, pero no hay mucho que puedas hacer: la leche de fórmula será necesaria, y aunque implica un gasto, es más importante la salud de ese nuevo ser.
Tienes todo lo que necesita tu bebé
Una madre es mucho más que la leche que producen sus pechos. Tu bebé necesita tus brazos, tu voz y tu amor.
Tu pequeño te ama porque nadie cuida tanto de él, porque cada que escuchas su llanto corres a verlo, porque un lazo entre madre e hijo es indestructible. Ese pequeño ser tiene a una mamá fuerte y valiente que está dispuesta a todo por él. Además, crecerá fuerte y será sano porque la leche de fórmula también es adecuada.
Amamantar no lo es todo
La mamá perfecta no existe: lo que nos muestran las películas y series sólo es un guion y no debes compararte con otras mujeres. Cada madre enfrenta sus propios retos.
Disfruta a tu bebé, deja de exigirte tanto. Te esperan muchos desafíos, pero al ver a tu bebé sonreír entenderás que ser madre te cambia la vida y eres capaz de sacar fuerzas incluso cuando sientes que ya no puedes más.
Eres una mamá real y tienes derecho a desesperarte, enfadarte y llorar. Porque tu hijo necesita una mamá que no tenga miedo a equivocarse y que se encuentre dispuesta a dar lo mejor de ella cada día.
También te puede interesar: