Las 3 formas más extrañas en que los paleontólogos han encontrado fósiles
No todos los fósiles han sido un hallazgo producto de una minuciosa investigación y exploración, algunos fueron encontrados de maneras muy extrañas y, prácticamente, por accidente.
Usualmente, los paleontólogos realizan una investigación previa de los lugares donde posiblemente podrían encontrar un fósil de alguna especie de hace millones de años.
Algunas zonas son mucho más ricas en fósiles que otras, entonces la exploración se vuelve más sencilla.
Sin embargo, existen lugares inusuales que resultan llenos de restos de especies antiguas donde los paleontólogos no realizaron ninguna investigación previa y los hallazgos fueron producto de la casualidad.
Desde una inocente explosión de dinamita hasta un paseo para disfrutar de la soledad, estas son las formas más extrañas en las que los paleontólogos han encontrado fósiles.
Una explosión afortunada
En 1926, el paleontólogo J. LeRoy Kay estaba construyendo un sendero al este de Utah en la zona que se convertiría en el Monumento Nacional de los Dinosaurios.
Kay llevó a su cuñado de 10 años para que conociera el trabajo de los paleontólogos durante el verano y, como todo niño curioso, el pequeño Jesse York quería participar en la excavación.
LeRoy Kay temía por la seguridad del niño, así que lo mandó a una zona alejada de la maquinaria pesada para cavar un hoyo donde después pondrían dinamita para despejar el lugar de rocas.
Jesse cavó, sin un lugar específico ni estudiado, y el paleontólogo cumplió su promesa de hacer una pequeña explosión con dinamita.
El equipo se acercó al agujero solo por curiosidad y descubrieron que un pequeño esqueleto se asomaba entre la arena. Los paleontólogos detuvieron todas las operaciones y concentraron su atención en el lugar que Jesse cavó.
Los científicos encontraron los restos de un Hoplosuchus kayi, una especie de cocodrilo que no rebasaba los 20 centímetros y vivió durante el Jurásico tardío.
Hasta la fecha, el ejemplar encontrado por Kay y su cuñado es el fósil mejor conservado de la especie.
Lo que inició como un proyecto para distraer a un niño de 10 años resultó en uno de los hallazgos paleontológicos más importantes de la historia.
Urinator montanus
Hay veces en que los paleontólogos pasan semanas en medio de la nada sin encontrar nada. Tal es el caso de Jason Poole, un investigador que descubrió un fósil gracias a las necesidades fisiológicas.
En medio de la excavación sin resultados, Poole decidió tomar un descanso y caminó en medio del desierto para orinar.
Cuando se detuvo para satisfacer las necesidades fisiológicas, el paleontólogo notó que un hueso se asomaba de la piedra jurásica de Montana de 150 millones de años de antigüedad.
El equipo de Poole descubrió los restos de un Allosaurus, y, antes de desenterrarlo, lo nombraron informalmente ‘Urinator montanus’ por la forma en que fue encontrado.
El llamado de las hormonas
A veces la soledad lleva a los humanos a encontrarse con sí mismos y en otras ocasiones a descubrir fósiles.
Durante una excavación al este de África, la paleontóloga Haley O'Brien no se sentía muy bien y decidió tomar un paseo por su cuenta para aliviar el estrés.
O’Brien caminó hasta un río alejado de la zona de trabajo donde no se habían registrado hallazgos fósiles durante años y comenzó a arrancar pedazos de roca de una pared para relajarse.
Después de algunos minutos, la paleontóloga encontró el cráneo de un roedor intacto y llamó al resto del equipo para explorar el lugar. Los investigadores encontraron fósiles que se convirtieron en especímenes más representativos de sus especies.
Las versiones científicas oficiales siempre relatarán una exhaustiva investigación sobre cómo encontraron los fósiles, pero en algunas ocasiones solo se trata de una casualidad afortunada.
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