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Conoce la historia de Diógenes de Sinope, el cínico filósofo que defecaba y se masturbaba en público

Publicado 22 Jun 2017 – 07:30 PM EDT | Actualizado 23 Mar 2018 – 01:59 PM EDT
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Cuando pensamos en filósofos, nos imaginamos señores serios, correctamente vestidos y de rutinas educadas. Diógenes de Sinope fue un indigente muy particular.

El Cínico Diógenes

Diógenes de Sinope, también conocido como Diógenes el Cínico, fue un filósofo griego que vivió entre 412 y 320 a. E. C., siendo la figura más reconocida de la Escuela Cínica. Esta escuela filosófica se derivó del pensamiento socrático y postulaba que la felicidad de los seres humanos estaba en conquistar una total autonomía para comportarse.

Los cínicos se convirtieron en personajes entre rechazados y pintorescos, por sus costumbres excéntricas y por su habilidad para burlarse del modo de vida de la gente de su tiempo.

Diógenes de Sinope se hizo famoso por su ingeniosa forma de zaherir a la sociedad griega y por sus escandalosos hábitos en las calles. La leyenda quiso inmortalizarlo como Cínico con el mito de que murió por propia voluntad conteniendo el aliento, para hacerlo con un acto de absoluta autonomía; pero ese tipo de fallecimiento es biológicamente imposible.

Grandes Cínicos

El fundador de la Escuela Cínica fue Antístenes, un ateniense de buena posición económica, que postuló que el ser humano debía vivir al margen de las convenciones sociales. Antístenes acompañó a Sócrates hasta el momento en que su maestro ingirió el veneno, quedando marcado por la entereza con la que el célebre filósofo afrontó su final.

Crates de Tebas, otro cínico, era conocido como El Abrepuertas, porque iba casa por casa, tocando las puertas de sus conciudadanos para exponerles su filosofía.

Metrocles fue discípulo de Crates y hermano de Hiparquía, una de las primeras filósofas y única Cínica. Hiparquía era de vida libertina hasta que se enamoró de Crates, amenazando con suicidarse si este no le correspondía. Debe ser difícil estrangularse con las propias manos, pero Metrocles parece que lo consiguió.

Aparte de filósofo cínico, Onesicrito, discípulo de Diógenes, fue un consumado piloto de embarcaciones. Durante su campaña en India, Alejandro Magno lo designó para que pilotara la nave real durante el descenso del Río Indo. Onesicrito lo hizo con tal pericia, que Alejandro lo condecoró al final de la travesía.

Las peculiares costumbres de Diógenes

Los cínicos vivían de cualquier forma, generalmente en las calles, y eran de conductas desaseadas, pero parece que fue Diógenes el que se llevó la palma.

Diógenes defecaba en plena calle, a la vista de todos, y en una ocasión se masturbó en el ágora, la plaza principal de las ciudades griegas, que sería como si alguien lo hiciera en la Plaza de Mayo de Buenos Aires o en el Zócalo de Ciudad de México.

Por sus costumbres fue apodado « El Perro». En una ocasión quisieron burlarse de él, arrojándole huesos y Diógenes se sacó su miembro y los orinó. Una original forma de ratificarse como Cínico.

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